MADRID 14 Dic. (OTR/PRESS) -
No es la semana "horribilis" para el PSOE y el Gobierno. Es el largo otoño de bochorno y vergüenza que aflige a los ciudadanos ante el espectáculo de corrupción y machismo al que asisten.
Es el sálvese el que pueda; es Pilar Alegría, justificando su almuerzo con Salazar, conociendo ya las denuncias de acoso sexual. Es Maria Jesus Montero, asegurando que no conocía al detenido ex presidente de la SEPI, Vicente Fernández, a quien ella colocó en el cargo. Es la secretaria de organización del PSOE, Rebeca Torró, quien, tras varios días desaparecida, comparecía en Ferraz para justificar, con excusas inverosímiles, el que no se hubiera escuchado a las víctimas de tanto repugnante machirulo.
Curiosamente Pedro Sánchez, que había convertido a Francisco Salazar en su "hombre de confianza", le consultó los cambios en Ferraz, tras la caída de Cerdán, y le nombró el segundo de Rebeca Torró. O sea, el que mandaba en la sombra. ¿Cómo iban a salir a la luz las denuncias de su bragueta abierta, sus presiones y sus castigos, si era el "jefe" en Moncloa y en Ferraz?.
Y la vergüenza no se apaga si no que crece, al ver que cada día salen nombres nuevos, siempre en cargos públicos, que creían tener derecho de pernada sobre sus subordinadas y que todo el mundo lo sabia. Lo sabían, pero no hicieron nada. Como ahora tampoco van a denunciar a la fiscalía las contundentes pruebas que se habían "extraviado" durante meses.
De los corruptos, los que están en la cárcel y los que están fuera, quedan los implacables informes de la UCO. Se comprende también el interés de la fontanera, Leire Diez, por desprestigiar a la unidad de información de la Guardia Civil para salvaguardar los negocios de Cerdan, y los suyos.
A Yolanda Díaz no le ha quedado más remedio que salir exigiendo cambios en el Gobierno como solución para que los escándalos no les salpiquen. Cuando que lo ético, lo valiente, sería salir del Ejecutivo. Pero no se atreven, váyase a saber cuando vuelven a tocar poder. Y Abascal, que se ha convertido en el adalid de la defensa de las mujeres, ellos que niegan la violencia de género, pide a Feijóo una moción de censura.
Así nos va.