MADRID 13 Oct. (OTR/PRESS) -
Ahora resulta que, según la izquierda de salón, el conservadurismo se desmorona en Europa. También en España. Para los columnistas de izquierdas en su "sacrificada" tarea de ser la oposición de la oposición cuando gobiernan los partidos que defienden, crece la división y el odio entre los partidos conservadores. El término no es inocente. Cuando interesa, la derecha es ultraderecha montaraz, y cuando conviene, los conservadores son los partidos de centro derecha que ven como los partidos ultras le están comiendo terreno. Aunque siempre hay una parte de verdad en los argumentos, faltaría más, el uso retorcido de los mismos conduce a conclusiones falsas o tergiversadas.
Claro que se puede hablar del riesgo de las alianzas entre partidos de centro derecha y de ultraderecha. Lo hay, es real. El mismo o tal vez menor -y ahí tenemos los resultados sin necesidad de irnos a Europa- que produce la alianza entre un centro izquierda desnortado y la extrema izquierda comunista. Si a eso le sumamos la alianza con la derecha independentista-separatista y con los que todavía esperan que un día no muy lejano los postulados de ETA puedan imponerse desde el poder, entonces lo de un "gobierno de progreso" es una ofensa a la inteligencia.
Lo que se ha desmoronado en Europa y en el mundo, y se sostiene artificialmente en España, es la izquierda. En Francia, en Italia, en Alemania, en Inglaterra, en Portugal, en Estados Unidos, la izquierda ha perdido todas sus banderas. La nuestra, la española prefiere una dictadura marxista como las de China, Venezuela, Cuba, Nicaragua o Corea del Norte, por ejemplo a una democracia gobernada por la o las derechas. Una izquierda que solo está unida artificialmente para evitar que otros gobiernen. Una izquierda que prefiere destruir las instituciones a que funcione el Estado de Derecho. Una izquierda que quiere una justicia a medida y que pone en el punto de mira a los jueces que no le son favorables.
Tal como están las cosas, aunque los pronósticos y las encuestas sólo son eso, el próximo Gobierno que se forme en España, una vez que Pedro Sánchez ha destruido la esencia del PSOE, será del PP y Vox. Sólo ellos se pueden hundir a sí mismos. El PP derechizándose y acercándose peligrosamente a Vox en lugar de hacer un programa serio y potente que sea capaz de ilusionar y de unir a la gran mayoría de los españoles y de no dejar a nadie atrás. Sin demagogias y con transparencia. Si quieren ganar tienen que hacer una oferta atrayente para todos los españoles, no para la mitad de ellos. De momento no la tiene.
Vox no puede existir sin Abascal, pero Vox con Abascal es un camino a la confrontación permanente, a otro populismo igual o peor que el actual. Vox debe entender que si quiere construir una España mejor, como dice, no puede ser la España del resentimiento, del "anti". Tendrán que entenderse con el PP desde la sensatez. Y no parece que vayan por ese camino. La intransigencia permanente de Vox - que es lo que le permite mantenerse a Sánchez y hasta volver a crecer- es un grave error político. Queda poco tiempo para que la izquierda abandone el poder y entre en un período de reflexión o desaparición. Hay que ser estúpidos para no aprovechar el momento y hacer una polìtica que sume y no que reste. La España grande ha sido, en democracia, la de los grandes acuerdos, la del consenso. Hay mucho que cambiar pero solo se podrá hacer desde el sentido común y pensando en lo mejor para todos los españoles. No estoy seguro de que, hoy, eso sea en lo que están pensando algunos políticos de la derecha.