Actualizado 05/09/2008 02:00

Francisco Muro de Iscar.- En la UEFA, y justitos

MADRID 5 Sep. (OTR/PRESS) -

Corbacho es un ministro con sentido común y eso, a estas alturas, no es un asunto menor. Así que su propuesta de acabar con la contratación en origen tiene lógica. El problema es que quien contrata en origen no es su Ministerio, sino los empresarios, y seguro que ya se les había ocurrido, no tanto porque tengan aquí parados más que suficientes, los hay y los va a haber, sino porque tal vez no hay nada que contratar. Presentarlo como una "medida" es ya más chusco.

Lo mismo se puede decir de su afirmación de que el INEM puede entrar en déficit - ¿pero hay crisis?- porque los gastos del paro van a ser más altos que los ingresos de los Presupuestos. El ministro se ha apresurado a decir que eso no significa que no se vayan a mantener y pagar las prestaciones religiosamente -¿se puede usar este término o hay que buscar otro laico?-. Se podrán mantener y pagar hasta que haya recursos suficientes o hasta que el número de recipiendarios sea aceptable o hasta que la situación económica no lo impida.

Esa afirmación no es más que un deseo, pero no se pueden poner barreras al campo. Van a seguir viniendo inmigrantes y van a seguir trabajando en España, muchos de ellos sin papeles y, sin duda, explotados. La repatriación voluntaria remunerada ha sido un fracaso y habrá que hacer otras cosas, pero sin criminalizar a los inmigrantes.

Lo que debe preocupar de verdad es la situación de la economía, la carencia de un plan, la falta de acuerdos entre los agentes sociales y, sobre todo, la inoperancia e inactividad de los sindicatos ante la crisis más grave de los últimos veinte años. Es realmente llamativa la desaparición de Méndez y Fidalgo. No sé si lo dirá al presidente el día 10 en el Congreso o si mirará al tendido una vez más, pero va a haber recortes muy importantes en los Presupuestos Generales del Estado y ya hay muchos altos cargos claramente preocupados porque van a tener que decir que no a muchos compromisos asumidos y no saben cómo venderlo. Y, a lo peor, hay más dinero para algunas autonomías, a cambio del voto a favor de los Presupuestos. Si la reducción fuera de gasto corriente, seguramente todos saldríamos ganando porque al superar la crisis estaríamos más fuertes y con menos dependencia. Pero eso va contra el buenismo de Zapatero.

Así que el presidente tiene dos tentaciones. La más fácil, aumentar el déficit, lo que tendría un efecto dominó en todas las autonomías y un resultado perverso para el futuro. La otra, reducir la inversión productiva, que es lo que, en épocas de crisis, habría que aumentar para ser competitivos. A ver si nos sorprende con algo realista, un plan de reformas de fondo y un reconocimiento de que no estamos en la Champions, como dijo hace meses, sino en la UEFA, y justitos. Pero que si trabajamos duro y en equipo podemos volver a la Liga de Campeones.

francisco.muro@planalfa.es

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