Publicado 08/02/2022 08:02

Luis del Val.- Contrastes

MADRID, 8 Feb. (OTR/PRESS) -

Ayer, las feministas comenzaron a salir a los medios para informar sobre la manifestación que preparan para el próximo ocho de marzo.

No tienen mucha fortuna las feministas con esta manifestación, últimamente. La de 2020 tuvo la mala suerte de que coincidió con la extensión abrumadora de la pandemia, y la del año pasado, la de 2021, no fue autorizada debido a que llevábamos decenas de miles de muertos, y a este acto de responsabilidad de las autoridades las feministas le han llamado "intento de criminalizar el movimiento feminista". Ningún sentimiento sobre la manifestación del 2020, fuente masiva de contagios, a pesar de que una de las ilustres feministas -tonta contemporánea- dijo que más morirían por la violencia machista que por Covid.

Antes de que el Servicio de la Inquisición Feminista ordene que salgan los alguaciles a prenderme, debo decir que lo más parecido a una tonta contemporánea feminista es una tonta contemporánea agnóstica, y que un tonto contemporáneo y una tonta contemporánea sólo se diferencia por su identidad sexual, incluidos los tontes contemporánées, por seguir las reglas del estúpido lenguaje inclusivo.

Casualmente, el mismo día en que el feminismo pata negra -o sea, de izquierdas- prepara su ocho de marzo, tras el último de tristísima memoria, ha comenzado en España el juicio contra la madre de Desirée Leal, acusada de haber matado a su hija por estrangulamiento, después de haber intentado obtener por Internet algún veneno eficaz, según los informes policiales. Desiré Leal tendría diez años, pero nunca los cumplirá, porque murió a los siete, al parecer a manos de su madre.

No conozco a nadie que esté a favor de la violencia, pero conozco a bastantes personas -hombres y mujeres- que se resisten a considerar que la violencia sea una exclusiva de los hombres y que, por tanto, los hombres no puedan disfrutar de la presunción de inocencia, algo que no aparece en ninguna ley inteligente y que rompe el principio de la igualdad recogido en las constituciones de los países democráticos. ¡Y claro que existe la violencia machista! En Alemania, mueren el doble de mujeres asesinadas por hombres que en España. Y las feministas alemanas se quejan y hacen bien y las aplaudimos, pero lejos de esta sobreactuación del feminismo oficial español que, en su argumentario, puede que provoque el nacimiento de insospechados machismos por su torpe y sectaria exposición.

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