MADRID 29 Feb. (OTR/PRESS) -
Es inevitable que la campaña sea, fundamentalmente, un auténtico pugilato Zapatero-Rajoy. Solo uno de los dos puede encabezar el próximo Gobierno y eso lleva al espejismo del bipartidismo. Es un espejismo en la medida que, a tenor de las encuestas, gane el que gane, los pequeños, es decir los partidos nacionalistas, van a ser necesarios como lo han venido siendo hasta ahora, salvo en las muy excepcionales mayoríaS absolutas registradas en nuestra democracia.
Ha sido el socialista José Blanco el que ha vaticinado que "en el próximo hemiciclo habrá menos nacionalismo". Confundir deseos con realidad es tan humano como arriesgado y todo apunta a que el vaticinio de Blanco -que no lo ha vuelto a hacer_ va a ser desmentido por la realidad. Ni una sola encuesta anuncia debacle alguno. No hay síntoma consistente que permita pensar que el PNV va a dejar de ser la primera fuerza en el País Vasco, ni que CiU en Cataluña vaya a habitar a la intemperie. Nada de esto va a ocurrir, aunque sus respectivas campañas apenas tengan incidencia en el debate nacional.
Lo que hoy es indiferencia, el día 10 se convertirá en llamamiento al pacto y tanto el catalán Mas como el vasco Urkullu ya han apuntado sus respectivos precios. Llevados por la tendencia alcista, han entrado ambos en el complicado sendero del "ser". El debate con los nacionalistas ya no se ciñe sólo ni de manera prioritaria a más o menos competencias, que eso siempre tiene arreglo. El debate que plantean, y que marcará la próxima legislatura, es el debate del "ser". De ahí que CiU, en su tendencia alcista, ponga especial énfasis en la cuestión "nacional catalana" y diga que no pactará nada con el PP si no retira el recurso contra el Estatuto. Y que el PNV venga a decir que lo que el PSOE estaba dispuesto a dar a ETA se lo den a ellos. Se saben necesarios.
Sigamos mirando a Zapatero y Rajoy. Sigamos creyendo que estamos en un bipartidismo perfecto y será el día 10 cuando de nuevo descubramos algo que en la vida real es obvio: los pequeños condicionan la casa.
Charo Zarzalejos