Actualizado 19/10/2006 19:28

Luis Del Val.- ¡Ya viene el cortejo...!

MADRID 19 Oct. (OTR/PRESS) -

"¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo!¡Ya se oyen los claros clarines!" O sea, ya ha comenzado la campaña electoral en Cataluña, pero no hay ningún Rubén Darío que la cante, porque a los poetas la democracia no les pone, y, si les pone, les sale un panfleto, como les pasaba a Miguel Hernández y a Rafael Alberti, y es que la política casi todo lo que toca lo convierte en propaganda.

El gran espectáculo ha perdido vestuario y ha ganado en preservativos que reparte un partido político con la elegante recomendación de joder a la derecha. La gentileza y la distinción que no falten. Por si falta, los autobuses del PP por las tierras del seny son decoradas con pintadas en las que se pide a los fachas que se vayan. A mí esto no me espanta, pero me preocupa la complacencia de algunos, la sonrisa de otros, la tibieza en la reacción ante estos apuntes totalitarios. La pavorosa falta de ideas -no digamos de ideales, ¿qué es eso?- convierte el debate político en una refriega que baja de nivel hasta llegar a la descocada ambientación de los programas de telebasura. Este cortejo escasamente triunfal ya no desfila por las calles -que estarían vacías- y prefiere pasarse por casa del notario; ya no desemboca en grandes recintos, sino que prefiere los pequeños comités. Al otro lado del puente, del puente aéreo, en Madrid, ya se huelen los ensayos, y es el momento de sacar los trapos sucios y apedrear los tejados. Lo malo es que los tejados son de cristal, y uno teme siempre que le caiga un pedazo encima de la cabeza.

¿Y los medios de comunicación? Bien, gracias. Es el momento de volver a ver "Trenes rigurosamente vigilados". Eso sí que era control. O ir a ver "Sálvese quién pueda", una comedia en la que Eloy Arenas, entre risa y risa, nos recuerda el fondo miserable del alma humana, cualquiera que sea su estrato, perdón, su clase social. Claro que a la salida será difícil que no nos topemos con alguna parte de un cortejo escasamente triunfal.

Luis Del Val.

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