Rafael Torres.- Soltando lastre

MADRID 7 Jul. (OTR/PRESS) -

La imagen de seguridad y fortaleza transmitidas en el reciente debate sobre el estado de la Nación ha permitido al presidente remodelar el gobierno, que en el periodo crucial que se avecina, esos ocho meses que faltan para las próximas elecciones generales, no necesitará tanto proyectar esa imagen como disponer de un ejecutivo con seguridad y fortaleza verdaderas. Los ministros removidos de sus cargos no sólo no conferían al gobierno solvencia y solidez, sino que se la restaban innecesariamente.

Elena Salgado, que no se va pero como si se fuera, deja con sus disposiciones arbitrarias en Sanidad un regusto de persecución y molestia en los ciudadanos, quienes, fumadores o no, no aciertan a explicarse cómo le pudo dar por ahí, y que le hicieran caso, mientras que, por ejemplo, el alcoholismo y la adicción a los estupefacientes crecían vertiginosamente entre los adolescentes y los jóvenes sin que moviera un dedo.

Carmen Calvo, en Cultura, no hizo otra cosa, pese a sus gestos populistas tipo Orgullo Gay, que continuar fielmente la línea de inanidad cultural, esto es, de apuesta por la cultura-espectáculo que sólo entretiene y no cultiva, que se ha seguido en España desde los tiempos de la UCD; Jordi Sevilla estaba en una ondablanda e indescifrable que no se correspondía con las grandes exigencias del momento relativas a su cartera; y sobre la ministra Trujillo huelga decir nada cuando su fracaso en Vivienda ha sido tan incontrovertible como descorazonador para quienes resignaron alguna esperanza en ella.

De los nuevos, Carmen Chacón (Vivienda) y César Antonio Molina (Cultura) son, cuanto menos, personas honestas y trabajadoras que no carecen de principios y de ese poco de ideal que se necesita no sólo para infundir ilusión, sino para tenerla.

Rafael Torres.