Actualizado 30/03/2017 23:39

Cómo acabar con el desempleo


Carlos Martínez, director general de IMF Business School, MADRID, 16 Nov. (OTR/PRESS) -

A pesar de la bajada en la cifra de desempleados 4.320.800 parados registrados según la EPA (Encuesta de Población Activa), que representa su menor nivel desde el cuarto trimestre de 2009. Por fin ha llegado el año en el que deja de destruirse empleo. Desde el año 2007 el número de parados en nuestro país no dejaba de aumentar y ahora con esta última encuesta oficial, el desempleo bajó en 253.900 personas y la tasa de desempleo se situó por debajo del 20%, llegando a los niveles de 2009, lo que sin duda es una buena noticia de la evolución positiva en la disminución de los parados.

Visto así parece que vamos por el camino adecuado, pero si leemos entre líneas y tenemos todos los datos, la realidad es bien distinta, Este recorte del desempleo es inferior al logrado en el tercer trimestre de 2015, con 298.200 parados menos, aunque superior a los descensos de 2014 y 2013, cuando el desempleo bajó en 195.200 y 103.900, respectivamente, lo que nos indica que todavía queda mucho camino por recorrer.

Desgraciadamente, hay colectivos donde el paro continúa aumentando como los parados de larga duración y los jóvenes que buscan su primer empleo. Este último colectivo debe llamarnos especialmente la atención. Si estos jóvenes no pueden acceder a prácticas en empresas y a programas de aprendizaje, estaremos ante una generación perdida y todos seremos responsables de condenar a los jóvenes más formados de nuestra historia.

Aunque los poderes públicos están tomando medidas para paliar la situación, parece que todavía queda un largo trecho que superar y que realmente todos esos fantásticos datos macroeconómicos y alabanzas de los organismos internacionales no han llegado todavía al ciudadano de a pie.

En cuanto a la reforma laboral, parece que ha llegado el momento de comprobar sobre el terreno los efectos de la misma, es indudable que por un lado ha traído una mayor flexibilidad laboral que a corto plazo se ha transformado en contratos precarios y en bajadas de sueldos, y por otro lado ha provocado que se frene la sangría del desempleo. Con la legislación anterior, España necesitaba crecer al 2% para crear empleo, ahora parece que con una tasa de crecimiento mucho menor se empieza a estabilizar la destrucción de empleo.

Sin duda, uno de los pilares fundamentales para la recuperación del empleo pasa por una bajada de impuestos que aumente la renta disponible, suba el consumo y la inversión de las empresas. Esta inversión es la que generará la confianza suficiente para que a medio plazo se creen más puestos de trabajo.

Otra de las palancas que hay que accionar con fuerza es el fomento del emprendimiento. Aunque, recientemente, ha entrado en vigor la "Ley de apoyo a los emprendedores y a su internacionalización", y se ha avanzado mucho con respecto al pago de autónomos, limitación de responsabilidad, aplicación del criterio de caja en la gestión del IVA etc. falta la gasolina para que el motor arranque: la financiación, que es sin duda una de las grandes asignaturas pendientes para crear empresas y por extensión crear empleo, -no olvidemos que el 90% de las empresas en España tiene menos de 10 trabajadores-, de forma que el crecimiento del empleo vendrá por esta vía. Por lo anterior y después de las ayudas públicas que los bancos han recibido y con una situación económica y financiera estable como la actual, que las entidades bancarias le deben esta financiación al conjunto de los españoles, lo que exige que deben ser ellas quienes ahora ayuden a salir de esta situación y, en este aspecto, el Gobierno debería mediar para conseguirlo, no obligar, sino tomar medidas que lo favorezcan.

También es muy importante fomentar políticas públicas que ayuden a mejorar la cualificación de nuestro mercado laboral. La inversión en educación y en formación continua debe seguir creciendo. España ha dejado de ser un país de mano de obra barata para pasar a vender materia gris y para esto la formación es vital. En periodos como los que estamos viviendo donde primero se destruye empleo en los puestos de trabajo que requiere poca o ninguna cualificación. En general, los trabajadores siempre han sido reacios a realizar formación continua, parece que una vez que hemos conseguido nuestro puesto de trabajado declinamos seguir realizando cursos. La actualización y el reciclaje de nuestros conocimientos es la clave para mantenernos en un mercado tan competitivo como el que vivimos.

En cualquier caso, no hay fórmulas mágicas, hay que seguir avanzando y dar paso a que la calidad, la innovación y el trabajo de nuestras empresas sea lo que nos saque de esta situación, y para esto es vital que no se entorpezca su labor desde los poderes públicos y las dejemos crecer por el bien de todos.