Anabel Blanco (OTR/PRESS)
Confieso que algunas veces he encontrado por la calle a voluntarios de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, que me han pedido colaboración económica y a los que, no sin pesar, he respondido que ya colaboro con otras ONG's y que no era el momento adecuado, lo cual, era y es cierto.
Han pasado algunos meses desde mi último encuentro y, estos días, algo rondaba constantemente por mi cabeza al ver y escribir sobre todas estas personas que cargan con lo puesto y arriesgan sus vidas para huir del horror de la guerra y el hambre que un conflicto conlleva.
"Tengo que ayudar a quienes más les ayudan". Y en esto no me cabe duda de que sin personas como las que trabajan en ACNUR, la situación de los refugiados aún sería más dramática de lo que es.
Sé que en estos momentos todos tenemos algún 'refugiado' entre nuestros amigos, o familiares. Son los exiliados por la crisis económica que les ha dejado fuera del sistema. Tienen dificultades, muchas, para pagar la vivienda, comprar lo indispensable para el día a día. Pero, afortunadamente, les tenemos cerca para echarles una mano, o las dos, si con una no alcanza.
Pero los refugiados de verdad, esas personas que se han visto obligadas a abandonar su país por la guerra, la violencia o la persecución, y las violaciones de derechos humanos, no tienen una mano amiga que les acoja.
Y ahí es donde entran organizaciones como ACNUR, que con su trabajo, intenta que cuando menos, no sean personas "abandonadas ni olvidadas".
Su labor, no siempre reconocida, y tal vez, incluso desconocida para mucha gente, ha logrado que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea hayan incorporado cambios "mínimos" en la propuesta de acuerdo para expulsar a los refugiados sirios a Turquía, con el objetivo de reforzar el papel del Alto Comisionado de Naciones Unidas para el Refugiado (ACNUR) en el proceso y también de subrayar que cada demanda de asilo será tratada de manera individual.
Es un pequeño paso, pero podemos conseguir que el difícil camino de los refugiados sea un poco más llevadero. ¿Cómo? De momento colaborando con quienes se ocupan de ellos.
Creo sinceramente que no hay mejor plan de pensiones, ni de futuro, ni de presente, que ayudar a quienes ayudan, y por eso, mientras escribía este artículo, he dedicado unos minutos a hacerme socia de ACNUR. Cuesta poco y significa mucho. Es una forma de decir GRACIAS por vuestro trabajo y de colaborar en que puedan seguir llevándolo a cabo.
Anabel Blanco, directora de OTR/PRESS