MADRID, 4 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Universidad-Empresa lamenta que el debate sobre el futuro de las prácticas académicas se haya "desviado hacia cuestiones como la compensación económica o la limitación de horas" cuando, a su juicio, "lo esencial debería ser garantizar prácticas de calidad".
"Formar no es emplear. Las prácticas no se miden por su remuneración ni por su duración, sino por lo que aportan en términos de aprendizaje, tutorización y desarrollo competencial", ha señalado la directora general de la Fundación Universidad-Empresa y coordinadora del Libro Blanco de las Prácticas, Carmen Palomino.
Así lo ha manifestado este martes Palomino en declaraciones a Europa Press en referencia a la Ley del estatuto de las personas en formación práctica no laboral en el ámbito de la empresa, conocido coloquialmente como el Estatuto del Becario, que aprobará este martes el Consejo de Ministros.
La Fundación Universidad-Empresa defiende que las prácticas no se miden por su remuneración ni por su duración, sino por lo que aportan en términos de aprendizaje, tutorización y desarrollo competencial.
Así, Palomino ha asegurado que reducir el tiempo de estancia en empresa "no mejora la protección del estudiante", sino que "limita su formación y empobrece su experiencia".
Para la fundación, "lo urgente no es acotar horas, sino construir un marco seguro que dé a las empresas las herramientas y la confianza necesarias para convertirse en verdaderos espacios de formación, con tutores preparados, seguimiento académico y objetivos educativos claros".
"El error de fondo es abordar esta cuestión desde la lógica del fraude, cuando los datos demuestran que ese problema no se encuentra en las prácticas universitarias ni de formación profesional, ya reguladas y supervisadas", ha apuntado la directora general de la fundación.
La Directiva Europea sobre prácticas de calidad, actualmente en negociación, precisamente deja fuera las prácticas vinculadas a programas educativos, al reconocer que son parte integral del aprendizaje formal y no una relación laboral.
"Europa lo tiene claro: las prácticas formativas son motor de empleabilidad, innovación y desarrollo. España debería seguir ese camino, centrando el debate no en el coste o las horas, sino en cómo reforzar su valor pedagógico y facilitar que más empresas quieran -y puedan- formar a los jóvenes que serán los profesionales del futuro", ha concluido Palomino.