MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
El prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, el cardenal español Luis Francisco Ladaria, encargado de presentar el pasado jueves 2 de agosto las modificaciones en el Catecismo de la Iglesia católica sobre la pena de muerte, ha indicado que el "porqué" de este cambio se encuentra tanto en la "mayor conciencia de la dignidad de la persona" como en la "evolución de la sensibilidad social".
"Tanto el nuevo texto del Catecismo como la carta a los obispos explican el porqué de estos cambios: una mayor conciencia de la dignidad de la persona humana a la luz del Evangelio a la vez que una evolución en la sensibilidad social", ha explicado Ladaria en declaraciones a Europa Press.
Además, ha precisado que el cambio del Catecismo se ha realizado "siguiendo los deseos y las indicaciones del Papa" y es "fruto de reflexiones y estudios que han llevado algún tiempo", como suele ocurrir en estos casos.
El texto aparecerá ya con la nueva redacción en las nuevas ediciones que se publiquen del Catecismo, según ha indicado el prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe.
Ladaria ha añadido que otros cambios futuros "dependerán de las situaciones locales", aunque por el momento, el cardenal español precisa que no cree "que se vayan a producir otras modificaciones en el Catecismo".
Promulgado en 1992, el Catecismo es un documento reciente en la vida de la Iglesia. El texto había sido ya corregido en el párrafo sobre la pena de muerte después de las afirmaciones de Juan Pablo II en la Encíclica Evangelium Vitae en 1995.
El texto enmendado en aquel momento decía que: "La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas".
Ahora, con la nueva redacción del artículo 2267 del Catecismo, aprobada por el Papa Francisco, la Iglesia declara que "la pena de muerte es inadmisible, porque "atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona" y "se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo".
