ROMA, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha denunciado en su tercer día en Kenia "la atroz injusticia de la marginación urbana" al tiempo que ha pedido agua potable para todos durante su visita al barrio pobre de Kangemi, situado en la periferia de Nairobi.
"Este contexto de indiferencia y hostilidad que sufren los barrios populares se agrava cuando la violencia se generaliza y las organizaciones criminales, al servicio de intereses económicos o políticos, utilizan a niños y jóvenes como carne de cañón para sus negocios ensangrentados", ha advertido Francisco.
El pontífice ha visitado la favela de bidonville para denunciar que "negarle el agua a una familia, bajo cualquier pretexto burocrático, es una gran injusticia, sobre todo cuando se lucra con esta necesidad".
En su alocución ha lamentado "las heridas provocadas por minorías que concentran el poder, la riqueza y derrochan con egoísmo, mientras crecientes mayorías deben refugiarse en periferias abandonadas, contaminadas, descartadas".
"Esto se agrava cuando vemos la injusta distribución del suelo -tal vez no en este barrio pero sí en otros-, que lleva en muchos casos a familias enteras a pagar alquileres abusivos por viviendas en condiciones nada adecuadas", ha criticado.
El pontífice ha compadecido los padecimientos de las mujeres "que luchan heroicamente para proteger a sus hijos e hijas de estos peligros".
Por ello ha pedido que las autoridades asuman junto a ellas el camino de "la inclusión social, la educación, el deporte, la acción comunitaria y la protección de las familias", porque - según ha resaltado- es esta "la única garantía de una paz justa, verdadera y duradera".
El Papa, que ha comenzado este viernes su tercer día de su viaje apostólico en África, ha criticado las dificultades que los barrios marginales viven cada día para denunciar que han sido "olvidados por una sociedad que vive en la opulencia".
Sin embargo también se ha referido a "la sabiduría de los barrios populares" que cuentan con valores como la solidaridad; dar la vida por otro; preferir el nacimiento a la muerte; ofrecer un lugar para el enfermo en la propia casa; compartir el pan con el hambriento. "Valores que se sustentan en que cada ser humano es más importante que el dios dinero", ha dicho el Papa.
Para el pontífice argentino esta situación se agrava cuando la violencia se generaliza, y donde "no faltan, de hecho, presiones para que se adopten políticas de descarte, como la de la reducción de la natalidad".
Finalmente ha exhortado a "pagar la deuda social, la deuda ambiental con los pobres de las ciudades" y para ello ha exigido que se implementen "acciones sistemáticas que mejoren el hábitat popular y planificar nuevas urbanizaciones de calidad para albergar a las futuras generaciones".
