¿Cómo sentirse minero por un día en Aragón?

Una de las locomotoras que transportaba carbón.
AYUNTAMIENTO DE UTRILLAS
Actualizado: domingo, 29 mayo 2016 11:43

ZARAGOZA/TERUEL, 29 May. (EUROPA PRESS) -

Aragón es una de las comunidades autónomas de España con mayor riqueza en el subsuelo. Para conocer y entender a fondo el funcionamiento de las minas hay que empezar por lo más importante: meterse en la piel del minero.

La comunidad ofrece experiencias interesantes. El Museo Minero de Escucha (Teruel), el Museo de la Mina de Mequinenza (Zaragoza) y el Parque Temático de la Minería de Utrillas, de nuevo en la provincia de Teruel, resultan tres buenos ejemplos.

En Escucha, se puede visitar la explotación de la de la mina 'Se Verá'. La empresa Minas y Ferrocarril de Utrillas (M.F.U.) se encargó de ponerla en marcha en 1968 y fue clausurada en 1992. Conecta con la mina 'Pozo del Pilar', con 360 metros de extracción vertical y con dos plantas: la primera situada a unos 162 metros y la segunda, a 295 metros, aunque están cerradas al público.

La aventura comienza al ponerse el casco y tomar prestada una linterna en la lampistería. Eso sí, de aluminio y bronce, como las de la época. El siguiente paso es sentir la mina. Nada mejor que subirse a una vagoneta similar a las utilizadas en los tajos reales e iniciar el viaje.

Si usted es de los que piensa que la cuesta del garaje está muy inclinada, espere a bajar 200 metros en la vagoneta y con un desnivel de un 33 por ciento. Un largo túnel reforzado con vigas y traviesas conduce por el interior de esta instalación, "única" en España. "La sensación es indescriptible, y más sabiendo que estamos a unas cuantas decenas de metros bajo tierra", indica el gerente del museo, Juan Cañizares.

Durante el descenso comienzan a emerger galerías. Una de las más interesantes es la que muestra un tajo natural de carbón. Es el único museo del país, este de Escucha, en el que se puede ver algo similar. Es ahí, donde los guías comienzan a explicar la historia de la mina y a relatar cómo trabajaban los mineros en el siglo pasado.

Seguimos bajando y encontramos otras dos galerías. Hay recreaciones muy logradas con el material que se empleaba e incluso la maquinaria que se servía para extraer el carbón. Sin duda, la pregunta más repetida por parte de los visitantes es cómo se ventila la mina. La tarea no resulta nada fácil a 295 metros bajo tierra.

La visita dura 75 minutos. Tanto la primera planta, como la segunda, están cerradas al público por "seguridad", tal y como comenta Juan Cañizares. También se conserva la capilla presidida por una talla de Santa Bárbara, patrona de los mineros.

"Lo bueno que tenemos en Escucha es la posibilidad de ver, tanto la mina, como las instalaciones exteriores que la complementaban en su momento", indica su gerente. "Todo ha sido rehabilitado para que los visitantes puedan conocer cómo se trabajaba hasta hace unos años".

El museo está abierto al público de martes a viernes, de 11.00 horas a 14.00 horas, y de 16.00 horas a 19.00 horas. Los sábados, domingos y festivos, de 10.00 horas a 14.00 horas y de 16.00 horas a 20.00 horas. La entrada cuesta 12 euros a los adultos, 9 euros a los mayores de 65 años y 7 euros a los niños de entre 3 y 12 años.

MÁS DE 170 AÑOS DE HISTORIA

El Museo de la Mina del Carbón de Mequinenza es otra de las opciones para darse cuenta de la dura labor de los mineros. Abrió sus puertas hace cinco años. Sus instalaciones no están en una mina real. "En su día se excavó en las rocas y se construyó una instalación que simula una mina", apunta su responsable, Sandra Lacosta.

El guía Antonio Blas, que realiza su trabajo junto a Sandra Lacosta, ha señalado que "más que un museo es un centro de interpretación" que permite conocer cómo se extrajo el mineral durante 170 años, los primeros 100 con técnicas muy básicas, ya que trabajaban "a dinamita", y después con una mayor tecnificación, hasta que en 2013 cerró sus puertas. Los visitantes, alrededor de 3.000 anuales, pueden contemplar la maquinaria original y visionar varios audiovisuales.

En su interior, no faltan los detalles. "La experiencia resulta gratificante para los visitantes", comenta Lacosta. Las abarcas, los vestidos con bombachos cortos y la boina era el uniforme de la época. A ello hay que sumarle la luz de carburo o aceite que servían como linternas. Todo ello está en su museo.

El transporte del carbón hoy en día es sencillo y basta con un camión de carga. Al visitante se le recuerda que, por entonces, el asunto era mucho más arduo y había que recurrir a los 'llauts', embarcaciones cargadas de carbón que surcaban el río Ebro. En ellas, una escasa tripulación y uno o dos mulos que en el descenso viajaban cómodos, pero que en el ascenso trabajan tirando y sirgando la barcaza. Este sistema fue adoptado en todas las minas de la Cuenca del Ebro.

Blas ha referido que la particularidad de la mina de Mequinenza es que "todas las vetas son prácticamente horizontales", tienen un máximo de un dos por ciento de desnivel. En total hay siete paquetes carboníferos de los que se han explotado cuatro, especialmente el subfluvial, ya que era más fácil transportar el carbón. Tradicionalmente se explotaban vetas de un grosor de hasta 60 centímetros situados a una profundidad máxima de 80 metros. "La gente comprende la precariedad del trabajo que se hacía", ha apuntado Antonio Blas.

El Museo de la Mina de Mequinenza está abierto los sábados y domingos, de 10.00 horas a 14.00 horas, y los sábados por la tarde de 16.00 horas a 20.00 horas. Durante la semana es posible concertar una visita. Las entradas se venden a 10 euros, 5 euros para el público infantil y personas con discapacidad.

UN PARQUE TEMÁTICO MINERO

En Utrillas la minería sigue estando muy presente. Tal es el punto, que el municipio cuenta con un parque temático. Al igual que el Museo de Escucha, el de Utrillas también está enclavado en una antigua mina.

El Pozo Santa Bárbara es, probablemente, el más emblemático de Minas y Ferrocarriles de Utrillas. Se encuentra situado en la mina 'La Huérfana' del pozo de extracción Santa Bárbara. Se comenzó a perforar en 1914 y llegó a contar con una profundidad de 160 metros, con tres plantas de embarque a 60, 105 y 150 metros.

El parque temático se completa con un museo de ciencia y arqueología minera, las antiguas escuelas de los hijos de los mineros y un museo de lámparas. Este último, y según destaca el alcalde del municipio, Joaquín Moreno, es "único en toda España". "Tenemos lámparas mineros de todo el mundo", añade.

Buena parte de los objetos que forman parte de la colección que se exhibe en este museo han sido cedidos por un vecino valenciano, José Manuel Sanchís, quien "ha apostado por dejar ver todas las reliquias que tiene".

Las instalaciones, que por ejemplo, muestran los antiguos vestuarios y duchas de los mineros, las salas de calderas y máquinas de la mina, fueron abiertas al público el pasado mes de diciembre, dentro del proyecto concebido como un parque temático.

Además de sentirse minero por un día, los amantes de los viejos ferrocarriles están de suerte. Son varias las locomotoras de época que se exhiben. Una de ellas, la 'Hulla' está a pleno rendimiento y el consistorio quiere transportar con ella a los turistas por un recorrido de unos dos kilómetros, que servirá para "unir diferentes espacios mineros".

El museo abre sus puertas los sábados y domingos, de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 21.00 horas. El precio de la entrada para un adulto es de 6 euros, 4 euros en el caso de los mayores de 65 años y estudiantes. La entrada es gratuita para los menores de 8 años.

Las tres opciones suponen una muy buena excusa para conocer una parte importante de la historia industrial y económica de Aragón.