La piel del pulpo detecta la luz con el mismo mecanismo celular que los ojos

Pulpo con proteínas sensibles a la luz en la piel
Foto: UCSB
Actualizado: jueves, 21 mayo 2015 15:05

MADRID, 21 May. (EUROPA PRESS) -

   El pulpo tiene una capacidad única. Puede cambiar de color, forma e incluso la textura de su piel no sólo para camuflarse, sino también como un medio de comunicación.

   El más inteligente, móvil y grande de todos los moluscos, estos cefalópodos utilizan sus ojos casi humanoides para enviar señales a los órganos pigmentados en la piel llamados cromatóforos, que se expanden y se contraen para alterar su apariencia.

   Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de California en Santa Bárbara ha encontrado que la piel del pulpo  Octopus bimaculoides puede detectar la luz, incluso sin la participación del sistema nervioso central. El animal lo hace mediante el uso de proteínas sensibles a la luz llamadas opsinas, de la misma familia de las que se encuentran en sus ojos, un proceso que no se había descrito anteriormente en  los cefalópodos. Los hallazgos de los investigadores aparecen en el Journal of Experimental Biología.

   "La piel de pulpo no detecta la luz en la misma cantidad de detalle que cuando el animal usa sus ojos y el cerebro", dijo el autor principal, Desmond Ramírez, estudiante de doctorado en el Departamento de Ecología, Evolución y Biología Marina (EEMB). "Pero puede sentir un aumento o cambio de luz. Su piel no está detectando el contraste, sino más bien el brillo ".

   Como parte del experimento, Ramírez hizo brillar la luz blanca en los tejidos, lo que provocó que los cromatóforos se expandieran y cambiasen de color. Cuando la luz se apagó, los cromatóforos se relajaron y la piel regresó a su color inicial. Este proceso, señala Ramírez, sugiere que los sensores de luz están conectados a los cromatóforos y que esto permite una respuesta sin entrada desde el cerebro o los ojos.

   Los pulpos no son los únicos moluscos marinos cuya piel puede percibir la luz, pero los científicos no saben todavía si la piel de esos otros animales contiene las opsinas sensibles a la luz.