'El nudo', de Rodrigo Soto, plantea la encrucijada de unos adolescentes que hallan un alijo de cocaína

Rodrigo Soto, Escritor
ANTONI DI BELLONI
Actualizado: domingo, 24 julio 2011 13:00

MADRID, 24 Jul. (EUROPA PRESS) -

El escritor Rodrigo Soto (San José de Costa Rica, 1962) publica la novela 'El nudo' (Periférica), donde bucea en la vida de un grupo de adolescentes que se distancian en el tiempo tras el hallazgo de unos paquetes de cocaína, pero permanecen unidos por un hilo invisible y tejido a base de grandes decisiones.

La historia bien podría empezar por el viaje a playa Panamá, en los años ochenta, de tres chicos inseparables: Johnny, Jaime y Luis; por el hallazgo de unos paquetes de cocaína entre unas redes de pesca; por los debates en torno a la maldición desenterrada, demasiado jugosa para deshacerse de ella o entregarla a la policía. La historia bien podría empezar así.

En cambio, 'El nudo' comienza en un barrio residencial de Costa Rica, con un mendigo que juega con la muerte en mitad de una carretera, con un conductor que confía demasiado en su coche de lujo y con un árbol que crece, mansamente, sin grandes preocupaciones.

Tras el accidente, la historia se precipita y el autor va narrando la vida de cinco personajes con grandes proyectos que, a medida que avanzan, van sorteando mayores dificultades, algunas sembradas por ellos mismos. "El nudo' aspira a ser una novela sobre las decisiones; sobre las decisiones y sus consecuencias", asegura Rodrigo Soto en una entrevista con Europa Press.

"Normalmente, las fuentes de una novela son diversas, aunque hay un hecho cierto ocurrido en Costa Rica: el hallazgo de cargamento de cocaína abandonado en una comunidad de pescadores, que produce una profunda división en la comunidad. Algunos de los pescadores se enriquecen y son denunciados por quienes no encontraron la cocaína".

"Eso marca como hecho cierto uno de los antecedentes, pero esta es una novela que, en general, muchos escritores desean hacer, una novela de media vida. Todos, cuando estamos en la mitad de la vida, pensamos dónde estamos parados y dónde nos veíamos de jóvenes. Yo quería hacer ese balance pero desde el punto de vista de una generación", explica.

UN JUEGO LITERARIO

Asimismo, mientras tira del hilo, el autor se permite un juego literario, trascendiendo la distancia tradicional entre lector y escritor. "Este libro se puede leer con una sonrisa de condescendencia irónica. Se plantea desde el inicio como un juego literario. Le digo al lector, desde el principio, 'Ven, juguemos juntos a este juego de la literatura. Si no me acompañas en este juego, yo no puedo jugar solo'. Quería rescatar ese espíritu crítico que no ha sido puesto de relieve. Cuando narro cosas terribles lo hago con cierta ligereza, con espíritu juguetón", indica.

En este contexto, los personajes se unen al juego y se preguntan por su propia existencia, y tal vez entonces toman vida para seguir creciendo en la mente del lector. "En el momento en que escribí este libro, a finales del siglo pasado, estaba muy inquieto con el tema del narrador. Me parecía un poco ridículo, e incluso quizás poco ético, acercarse a una narración de ficción sin explicitar su carácter ficcional y sin especificarme yo en calidad de autor. La reflexión sobre el papel del narrador ha estado presente en toda la literatura moderna, desde Cervantes a Kundera", añade Rodrigo Soto.

A lo largo de casi doscientas páginas, el autor opta por la narración omnisciente, situando al narrador a cierta distancia de los personajes. Así cuenta los 25 años de vida posteriores al hallazgo de cocaína, saltando del pasado al futuro y recreándose en las decisiones de los tres protagonistas masculinos, que arrastran, sin saberlo, a sus amigas Norma y Sonia.

"La distancia era una condición que me imponía el relato. Como hay que narrar 25 años, la voz narrativa tiene que situarse a distancia considerable de los acontecimientos y narrar los procesos vitales, adentrándose muy pocas veces en situaciones particulares. El diálogo es una acción y tiene lugar en escenas particulares. Esta es una novela que narra más los procesos vitales", concluye el autor.