Actualizado 20/01/2009 18:44

Un total de 25 personas ha fallecido por aludes en España en los últimos nueve años

El riesgo de aludes tenderá a incrementarse durante las próximas horas en el Pirineo, según AEMET


MADRID, 20 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un total de 25 personas han perdido la vida por aludes en España en los últimos nueve años, según datos facilitados a Europa Press por la Dirección General de Protección Civil y Emergencias. El último fallecido se registró en la cumbre de Peñalara (Madrid) el pasado 17 de enero, cuando un joven de 24 años fue sorprendido por un desprendimiento de nieve mientras paseaba por la zona, siendo la primera muerte por este motivo documentada en la Comunidad.

Así, entre 2000 y 2008, las provincias con mayor incidencia de muertes por avalancha de nieve son Huesca, con 10 fallecidos (cuatro en 2008, tres en 2003 y otros tres en 2000), seguida de Lleida y Girona, con siete y tres muertes respectivamente (uno en 2005, tres en 2004, dos en 2002 y uno en 2000 --Lleida-- y uno en 2002 y dos en 2001 --Girona-). Asimismo, Asturias (en 2004), Ávila (en 2004), Navarra (en 2003) y León (2002) registraron, cada una, una defunción por este mismo motivo.

En este sentido, las estadísticas revelan que el año más mortífero de lo que va de década fue 2004, con cinco fallecimientos a causa de desprendimientos de nieve. En un segundo puesto se encuentran el pasado 2008, 2003, 2002 y 2000, con cuatro pérdidas. Igualmente, mientras que en 2007 y 2006 no hubo que lamentar víctimas mortales, en 2005 una persona perdió la vida por alud.

ALARMA PARA HOY Y MAÑANA

Debido al temporal que azota la Península, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha aumentado la alarma por riesgo fuerte y notable de alud en el Pirineo Aragonés por encima de los 2.100 metros, y notable en el Pirineo Navarro en alturas superiores a los 1.400 metros. Asimismo, la vertiente catalana, que se mantiene estable, registra un riesgo notable.

Así, el Pirineo Aragonés y Navarro se verán afectados por precipitaciones moderadas y en algunos de sus emplazamientos a más de 2.000 metros el espesor del manto nivoso aumentará, al menos, quince centímetros. En estas condiciones serán posibles tanto las salidas espontáneas, compuestas principalmente por aludes de nieve reciente, como el desencandenamiento accidental de desprendimientos, en ocasiones por sobrecargas débiles, como el paso de una persona. Estos aludes podrían alcanzar dimensiones medias e, incluso, grandes en determinadas pendientes.

Por su parte, en el Pirineo Catalán, la vertiente occidental sufrirá intervalos nubosos con posibilidad de alguna nevada débil y ocasional en el valle de Arán y la oriental lucirá pocas nubes. El manto nivoso de ambas será continuo a partir de los 1.200 metros en las zonas menos soleadas y los 1.800 en las más expuestas al Sol.

Aún así, serán probables aludes accidentales de dimensiones pequeñas y medias de placa de viento, por el paso de un solo esquiador o ligera sobrecarga el orientaciones este, sudeste, sur, y zonas protegidas al viento, sobre todo en las cotas más altas debajo de los collados. No se descartan algunas avalanchas espontáneas en las orientaciones mencionadas.

MÁS DE CIEN MUERTOS EN EL SIGLO XX

Se estima que, desde 1929 hasta 1998, los datos globales sobre aludes producidos en España son de 92 accidentes, con un total de 332 personas involucradas, 102 muertos y 71 heridos. De ellos, mas de 80 se han producido en los últimos diez años de ese periodo, con una media de 7 personas fallecidas por año.

Entre los aludes del último siglo registrados en España, cabe destacar el acaecido en 1916 en las obras de la Estación Internacional de Canfranc; el alud de 1947 en Riosetas; los producidos en el Balneario de Panticosa durante los inviernos de 1960 y 1970 y el registrado en 1985 en Candanchú.

Los aludes de nieve o avalanchas consisten en el desplazamiento ladera abajo de una importante porción de nieve (manto nival), que puede incorporar parte del sustrato y de la cobertera vegetal de la pendiente, y se enmarcan dentro de los procesos naturales gravitacionales que afectan a las laderas en zonas de montaña.

Este fenómeno, como ocurre en otras ocasiones cuando interaccionan elementos del medio natural, supone un verdadero riesgo natural que ocasiona numerosas pérdidas humanas en todo el mundo y un fuerte impacto socioeconómico, tal y como recogen las cifras.