Dos pioneras en un mundo de hombres: la primera mujer Académica de la Lengua y una profesora de esgrima del siglo XIX

Pioneras en un mundo de hombres
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 22 febrero 2017 13:37

MADRID, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -

Maria Isidra de Guzmán, conocida como La Doctora de Alcalá, nació hace 250 años, en 1767, en Madrid. Desde niña destacó por su inteligencia, su facilidad para los idiomas (clásicos y modernos) y su prodigiosa memoria.

Con solo 17 años y el apoyo del que fue su gran protector, el rey Carlos III, fue la primera mujer admitida en la Real Academia Española.

Fue también la primera mujer que logró doctorarse en una Universidad española. Lo hizo en Filosofía y Letras Humanas, gracias a una dispensa real, en la Universidad de Alcalá de Henares, que por entonces prohibía el acceso a las mujeres.

Ante una gran expectación general y una numerosa comitiva académica compuesta de doctores, profesores, alumnos e invitados, el 5 de junio de 1785, fue aprobada por unanimidad del Tribunal después de un examen desarrollado con "prontitud, claridad y fondo de doctrina, dando las más claras pruebas de su extensa instrucción, perspicacia de ingenio y memoria singular".

Fue la primera mujer catedrática (de Filosofía Moderna, en la misma Universidad de Alcalá de Henares) y la primera mujer que perteneció a una Real Sociedad (lo fue en la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País y en la Sociedad Económica Matritense).


TERESA CASTELLANOS DE MESA

Teresa Castellanos de Mesa nació también en Madrid, cincuenta años después que María: en 1817. Aprendió el arte de la esgrima de su padre, Manuel, y posteriormente de su hermano Cándido, ambos reputados maestros.

Alumna aventajada, muy pronto comenzó a realizar exhibiciones públicas de esgrima en las que mostraba su destreza ante un público atraído por lo inaudito de la situación: una mujer mostrando el ejercicio de las armas.

Teresa se estableció en París, donde abrió su propia escuela y siguió esgrimiendo contra diversos maestros de renombre. Allí llegó a ser pensionada del florestista inglés Lord Seymourd en su sala de armas. A su regreso a España, siguió desarrollando asaltos públicos de esgrima hasta marzo de 1864, el mismo año de su muerte.

Información elaborada a partir del Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia

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