ROMA 30 May. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha señalado que, en medio de las contrariedades se siente el consuelo de Dios porque la oración y la fe en su presencia alientan, así como que se puede soportar cualquier prueba unido a Cristo, durante la catequesis de la audiencia general en la Plaza de San Pedro. El Pontífice no ha hecho ninguna referencia directa a la situación que se vive estos días en el Vaticano, tras la detención de su mayordomo en posesión de documentos confidenciales.
Al término de la audiencia, Benedicto XVI también ha recordado a las víctimas del terremoto del norte de Italia y ha manifestado su "cercanía con la oración y afecto a los heridos, como también a los que han sufrido daños". También ha querido compartir el dolor de los familiares de los que han perdido la vida y manifestar su esperanza de que puedan comenzar lo más pronto posible la vida normal en esas tierras duramente probadas".
Antes, se ha referido a la capacidad del ser humano de soportar cualquier prueba y consolar a los demás. "Unidos a Cristo en las fatigas que Él carga sobre sí, no sólo somos capaces de afrontar cualquier prueba sino, incluso, de consolar también nosotros a los demás en sus luchas", ha agregado.
El Pontífice ha resaltado que la oración que se medita en la segunda carta de Pablo a los corintios "es una de las plegarias de bendición más hermosas de la Escritura" porque San Pablo "muestra que las tribulaciones nada pueden contra aquél que es sostenido por la gracia divina".
Así, ha subrayado que el apóstol Pablo es un "ejemplo eximio de esa cercanía de Dios, tanto en las pruebas que tuvo que soportar, como en la fuerza y el valor que el Señor le infundió para hacerlo" porque el consuelo del que habla "no es un mero mitigador del dolor, sino un estímulo para no dejarse vencer por las dificultades".
Además, Benedicto XVI ha indicado que "la fe se refuerza por la experiencia concreta del amor fiel de Cristo, que llega hasta la entrega en la cruz" y que la Iglesia se une "en la liturgia y en la oración personal", por lo que los hombres "participan de su consuelo".
En el saludo a los peregrinos de lengua española, Benedicto XVI se ha detenido en particular a los grupos provenientes de España, México, Venezuela, Colombia, Argentina y otros países latinoamericanos, a los que ha invitado "a entrar en el 'sí' de Dios, secundando su voluntad, para poder afirmar con San Pablo: "No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí".