Las Cañadas del Teide, la gran caldera de las Islas Canarias

El Parque Nacional
EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 19 junio 2012 12:00

Abrigadas por el calor africano, emergen del mar las Islas Canarias; entre ellas, Tenerife, y sobre todas ellas, vigilando la llegada de viajeros y visitantes, el Teide; tierra volcánica, ríos de lava ya sólida, signo de un fuego que sigue vivo bajo nuestros pies, mientras se escucha un rebelde grito guanche ya olvidado, muy lejano... mientras atravesamos las Cañadas, y llegamos al Roque Cinchado o nos asomamos a La Visera, y dos calderas divididas por los Roques de García parten por la mitad el Parque Nacional...

En el centro de la isla de Tenerife se encuentra el mayor y más antiguo de los cuatro Parques Nacionales de las Islas Canarias. Las 18.990 hectáreas que recorre son vigiladas de cerca por el pico del Teide, máxima cumbre del Estado español con 3.718 metros.

La superficie del recinto protegido se reparte entre los municipios de La Orotava, Santiago del Teide, Guía de Isora, Icod de los Vinos, Granadilla de Abona, La Guancha, San Juan de la Rambla, Fasnia, Adeje, Los Realejos, Vilaflor y Garachico, en lo que es un imponente conjunto arqueológico repleto de acantilados, riscos, chimeneas y cascadas de lava.

El Parque está formado por cañadas que ascienden hasta las cumbres. El volcán no se encuentra aún totalmente dormido, a pesar de que su última erupción fue en 1798, en las laderas del Pico Viejo, originando lo que se llamaron Narices del Teide.

Fue el 22 de enero de 1954 cuando Las Cañadas del Teide fueron declaradas Parque Nacional. Posteriormente, en 1989 consiguió el Diploma del Consejo de Europa (categoría A) a la conservación. En 1998 se amplió la superficie protegida de forma considerable. Existe también una zona de protección periférica de 12.283 hectáreas.

Las Cañadas forman una enorme caldera de forma elíptica, con un perímetro de 45 kilómetros. Su diámetro se sitúa entre los 10 y los 16 kilómetros. Los Roques de García separan a su vez Las Cañadas en dos subcalderas.

Todo el Parque se encuentra sobre una altura de 2.000 metros, con poca humedad, grandes cambios de temperatura y fuertes vientos. El Teide está formado por varios volcanes superpuestos. Al oeste, el Pico Viejo, de 3.015 metros, con un cráter de 800 metros de diámetro. El Pico del Teide (3.718 metros y cráter de 80 metros de diámetro) se eleva sobre el cráter de Rambleta (850 metros de diámetro).

Sobre la isla

Los guanches y el Teide: Antes de la invasión del ejército castellano en el siglo XV eran los guanches, pastores, recolectores y agricultores, los pobladores de las Canarias. Parece ser que su origen era bereber y que llegaron a la isla entre los siglos II y I a.C., deportados del norte de África por los cartagineses o huyendo del imperio romano. La isla se dividía en nueve reinos gobernados por menceyes. Fue uno de estos monarcas, Tehinerfe, quien dio su nombre a la isla de Tenerife, morada del Teide.

Este pueblo consideraba al volcán y sus cañadas como lugares sagrados. El Teide o Echeide era la morada de Guayota, el demonio, que había secuestrado a Magec, dios del sol, y lo había encerrado en su interior. El Teide era para los guanches el pilar que sostenía el cielo y la tierra.

Rutas

LOS ROQUES DE GARCÍA

El Parque Nacional queda dividido en dos subcalderas por los Roques de García. Frente al parador de turismo, se encuentra la rotonda de La Ruleta, donde comienza el sendero. Bajo Los Roques observamos la originalidad de las formas volcánicas, con sus caprichosos contornos y estructuras, que nos hablan del mundo interior de los volcanes y la tierra.

El roque Cinchado es uno de los más famosos y populares elementos del conjunto, claro ejemplo de los distintos efectos de la erosión sobre la roca, según la resistencia de los componentes. Después de cerca de 20 minutos se supera una corta pendiente, y hallamos el contraste entre una oscura superficie lisa y las formas ásperas que divisaremos al fondo. No son sino dos coladas, dos ríos de lava que dejan diferente huella en función de sus materiales y temperaturas.

Así, las coladas más líquidas dejan una superficie lisa al solidificarse, son las llamadas 'lajiales'. Las más grumosas, responsables de las superficies más abruptas, son las conocidas como 'malpaís' por su complicada forma. Continuamos el sendero hasta alcanzar unos escalones naturales formados por lajiales; estamos en el punto intermedio del camino y el sendero comienza ahora una importante bajada.

Caminaremos hasta llegar a La Visera, una atalaya desde la que disfrutaremos de una impresionante panorámica de la parte oriental de los Roques de García y de prácticamente la totalidad del Llano de Ucanca.

Se inicia el descenso, observando a la izquierda una gran cascada de lava con la figura conocida como 'coladas en tripa': las lavas, superada la caída, pasan de arremolinarse en figuras ondulantes a crear siluetas menos bruscas.

Este sendero nos llevará al comienzo del llano de Ucanca, la mayor de las cañadas del Parque. Aquí nos encontramos con La Catedral, gran chimenea erigida por las fuerzas de la erosión. El enfriamiento de la lava la ha llevado a contraerse, provocando las formas prismáticas actuales. En este momento nos encontramos con una empinada cuesta. Existe en el último trecho un importante desnivel. El sendero llegará finalmente de nuevo al punto de partida.

LAS SIETE CAÑADAS

Este trayecto nos llevará más tiempo, cerca de cuatro horas, y no regresará al mismo lugar. Es el camino que recorre los llanos o cañadas que dan nombre al parque, cráteres erosionados y derrumbados, salpicados por las endémicas especies vegetales que refuerzan el irreal y sobrecogedor ambiente del fuego dormido.

Nos situamos ahora en el kilómetro 32 de la carretera que surca el Parque, con las necesarias precauciones de saber que el final de la ruta nos habrá llevado muy lejos del punto de partida y que necesitaremos de la guagua para volver. Empezamos desde el centro de visitantes de El Portillo. A partir de este momento una barrera nos indica que sólo podemos seguir a pie. Después de llevar diez minutos andando tomaremos el camino de la derecha en la bifurcación que nos encontraremos.

Tras caminar un kilómetro y medio empezaremos una fuerte bajada que nos ofrecerá la panorámica del itinerario completo. Abajo, a la derecha, un volcán, una montaña de color oscuro, Arenas Negras. Después de esto comenzaremos a recorrer las cañadas, grandes llanos formados por la acumulación de materiales pequeños transportados por el viento o la lluvia. En este terreno nos vamos a encontrar con tonalidades claras.

La Cañada de Diego Hernández nos muestra la diferencia de tono entre sus diferentes estratos, según la fecha de composición. Llegamos a continuación a la cañada de Las Pilas, donde nos encontramos con un muro muy agujereado, al que se ha llamado La Papelera. Los huecos en la piedra, a causa de la erosión, son llamados 'taffonis'. Después de descender un poco llegamos a la cañada de La Grieta, donde se aprecian construcciones de piedra que recuerdan el paso de los pastores por la zona.

La retama es la especie dominante por esta zona, entre una vegetación que ha de soportar aquí unas duras condiciones climáticas. Recorridos trece kilómetros entramos en la Cañada del Montón de Trigo, donde se separa el camino que lleva hasta la Degollada de Guajara.

A un kilómetro del final de la ruta surgen las curiosas formas de El Capricho, con sus formas que estimulan la imaginación hasta ver ranas y delfines. Y con esto llegamos a la carretera y de nuevo al parador de turismo y al centro de visitantes de Cañada Blanca.

Existen otras muchas rutas además de las propuestas, como el Sendero de Arenas Negras, la Montaña Majúa, los Riscos de la Fortaleza, Pico del Teide - El Portillo, Cráter del Teide, Base del Teide - Mirador de la Fortaleza, Base del Teide - Mirador del Pico Viejo.