JAÉN 28 May. (EUROPA PRESS) -
La Consejería de Salud, a través de la Dirección General de Consumo, con la colaboración de la Dirección General de Industrias y Calidad Agroalimentaria de la Consejería de Agricultura, lleva a cabo entre mayo y junio en Jaén una campaña de inspección del aceite de oliva de los establecimientos de venta al público con el objetivo de controlar la posible existencia de alteraciones, adulteraciones o fraudes.
Las inspecciones se ceñirán a la provincia jiennense y a Córdoba porque son las mayores productoras de aceite en Andalucía. Los cien controles previstos incluirán comprobaciones de etiquetado y tomas de muestra, que serán analizadas en los laboratorios de la Consejería de Agricultura.
Según informó la Junta en un comunicado, los inspectores comprobarán que se cumple la prohibición de comercializar productos a granel, se verificará que la capacidad de los envases almacenados y puestos a la venta se adapta a la normativa y que los precintos quedan inutilizados al abrir los envases. Mediante esta campaña también se controlará la trazabilidad del producto en venta, que es la trayectoria que ha seguido en la cadena de suministros.
En el laboratorio de la Consejería de Agricultura se estudiarán las características químicas de los aceites que se sometan a estudio, como es la acidez o el perfil de ácidos grasos. Además, se cotejará si el contenido de los envases se corresponde con el del producto anunciado en la etiqueta, ya que de lo contrario se incurre en un fraude que conllevaría la correspondiente sanción administrativa derivada de la normativa que protege a los consumidores y usuarios.
Esta campaña incluye 25 inspecciones en la provincia de Jaén para controlar el etiquetado de envases de distintas capacidades y tomar muestras del producto que contienen. El 90 por ciento de estas actuaciones se harán con aceites de oliva 'virgen extra' o 'virgen'.
Los inspectores de Consumo harán controles en comercios detallistas de alimentación, en medianas y grandes superficies y en tiendas especializadas en la venta de aceites. Harán especial hincapié en marcas en las que se haya confirmado adulteración del producto en campañas de inspección anteriores. Prestarán también especial atención a marcas con poca implantación en el mercado y que se vendan a un bajo precio.
La Dirección General de Consumo no realizó durante 2008 y 2009 campañas de inspección específicas del aceite de oliva que llega al consumidor, aunque sí se llevaron a cabo controles de este producto dentro de sus campañas genéricas de alimentos. Sólo el cinco por ciento de estas 80 inspecciones dio como resultado algún tipo de irregularidad en materia de Consumo por fraude en la clasificación de los aceites y por deficiencias en el etiquetado.
Los incumplimientos de la normativa referidos a irregularidades de etiquetado pueden castigarse con multas de entre 200 y 5.000 euros por ser constitutivos de infracciones leves. En caso de que se detecte que la categoría del aceite no coincide con la publicitada, la sanción podría oscilar entre los 5.001 y 30.000 euros por tratarse de una actuación fraudulenta considerada como grave.