Greenpeace sitúa a Andalucía como la tercera CCAA con mayor presión urbanística en su costa

Playa El Palmar, en Cádiz
Playa El Palmar, en CádizGREENPEACE
Actualizado: jueves, 27 junio 2019 13:32

SEVILLA, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -

Andalucía, tras Cataluña y la Comunidad Valenciana, es la tercena comunidad autonómica costera con mayor presión urbanística en la costa, a consecuencia de la "urbanización masiva, las actividades industriales o la agricultura", según apunta un informe elaborado por Greenpeace en colaboración con el Observatorio de la Sostenibilidad.

El estudio, consultado por Europa Press, indica que el 19 por ciento de los hábitats naturales de la costa andaluza están "fuera de las figuras de protección de la naturaleza", lo que se traduce en más de 73.700 hectáreas que, combinado con una "gran expansión urbana", convierten a Andalucía en la tercera comunidad con la mayor presión humana en la costa, "una seria amenaza para la biodiversidad".

De dichos hábitats naturales no protegidos, un 64,1 por ciento son reconocidos como de interés comunitario y un 16 por ciento están catalogados como prioritarios para su conservación por la Unión Europea. Además, es la comunidad autónoma con mayor número de hábitats prioritarios para la conservación ubicados fuera de los espacios de protección de la naturaleza.

En este sentido, la organización ha alertado que en Andalucía la playa de El Palmar-Castilnovo, en Cádiz, está considerada como "la más amenazada" por la urbanización "masiva" en la comunidad. Así, el informe recoge que la playa forma un ecosistema único de "incalculable valor" al albergar "variedad de hábitats" lo que hace que su biodiversidad "sea enorme".

El trabajo de Greenpeace expone que los proyectos que mayor impacto
tendrían en los ecosistemas costeros por su magnitud y ubicación en enclaves de alto valor ambiental y paisajístico son, por ejemplo, el proyecto urbanístico de San José (Níjar, Almería) que dentro del Parque Natural Cabo de Gata planea la edificación de viviendas y un área comercial en la carretera que da acceso a las playas de Mónsul y Genoveses.

También han destacado el proyecto urbanístico de Los Lances (Tarifa, Cádiz) donde "varios miles de plazas hoteleras y residenciales incrementarían la presión humana en el entorno del Paraje Natural". Además, por su lado, el proyecto del Pinar de Sancti Petri (Chiclana de la Frontera, Cádiz) "amenaza con arrasar hasta 60.000 metros cuadrados de pinar costero con más de 200 viviendas de lujo".

Otro ejemplo es el proyecto hotelero de Malcucaña, en El Palmar (Vejer de la Frontera, Cádiz) dónde 1.500 plazas turísticas "amenazan con aumentar la presión humana sobre un ecosistema costero de gran valor y ubicado además en la última parcela sin urbanizar de la playa".

"EL LADRILLO VUELVE A LA COSTA"

La responsable de la campaña de Costas de Greenpeace, Paloma Nuche, ha afeado que tras la crisis económica el ladrillo ha vuelto a la costa y ha denunciado que en la actualidad hay "numerosos" proyectos urbanísticos en desarrollo, muchos de los cuales se planificaron durante la burbuja inmobiliaria pero que se paralizaron por falta de presupuesto, sobre todo en la vertiente mediterránea y en Andalucía.

"Los ecosistemas costeros no reconocidos oficialmente por las figuras de protección de la naturaleza sufren una fuerte presión humana y son vulnerables al desarrollo de futuras actividades", ha subrayado.

Así, ha instado a realizar un "mayor esfuerzo" de las políticas de protección de la biodiversidad y ha reiterado la "urgencia" de las actuaciones en el litoral y aumentar los esfuerzos en restaurar áreas degradadas, sobre todo la recuperación del dominio público de las zonas privatizadas ilegalmente. Ha pedido también a las administraciones a proteger extensas áreas de hábitats naturales antes de que resulten afectadas por la urbanización.

"Al actual contexto de pérdida de biodiversidad mundial, en el que la primera causa de extinción de especies es la artificialización del suelo, se suma el resurgir actual del desarrollo urbanístico en la costa, por lo que hemos de poner en valor la biodiversidad que aún no ha sucumbido al ladrillo antes de que sea demasiado tarde", ha concluido Nuche.

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