GRANADA, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
El anciano S.M.R., acusado de matar en junio de 2004 a su mujer, Casimira Martínez Valero, en Huéscar (Granada), golpeándola con una barra de hierro y acuchillándola hasta morir en represalia por una denuncia que ésta había presentado contra él, reconoció hoy en la vista oral haberla agredido con la barra de hierro pero no asestarle puñalada alguna, según fuentes del caso consultadas hoy por Europa Press.
En su declaración, que se produjo a puerta cerrada en la Audiencia provincial de Granada por decisión de la juez, el acusado incurrió en numerosas "contradicciones", si bien siempre negó que se acercara al cuchillo salvo para cambiarlo de ubicación, del suelo al fregadero, ya que él sostiene que la que portaba el arma blanca era su mujer y que él la golpeó para "defenderse".
Los hechos ocurrieron, según el relato fiscal, cuando el acusado "como represalia" a una denuncia que su mujer había presentado contra él días antes golpeó a ésta con una barra de hierro y le asestó varias puñaladas hasta ocasionarle un total de 28 heridas, una de las cuales fue "mortal de necesidad" al afectar a la yugular y la carótida.
En el vista oral declararon también los tres hijos del matrimonio, uno de los cuales, entre sollozos, relató que se encontró a su madre "muerta sobre un gran charco de sangre", después de haberle pedido esa misma tarde que se fuera a casa con él debido al "temor" que sentía hacia su marido que con frecuencia "la amenazaba", apuntó.
En este sentido, S.M.M. achacó al "qué dirán" el motivo por el que su madre no había abandonado el hogar familiar, que compartía con el hijo más pequeño y su marido, pese a las malas relaciones y "amenazas" que tenían lugar por parte del progenitor.
Los agentes de la Guardia Civil que declararon ante el jurado popular coincidieron en destacar la "brutal agresión" de la que fue víctima Casimira que constataron "a simple vista" al llegar al lugar de los hechos, ya que se podían apreciar heridas producidas por golpes con una barra, así como otras provocadas por arma blanca.
Los efectivos localizaron posteriormente a S.M.R. en un puente sobre el que amenazaba con tirarse, a la vez que decía que "él no había matado a nadie" aunque los agentes no se habían referido a tal circunstancia.
La Fiscalía considera al acusado autor de un delito de asesinato con la agravante de parentesco, por el que solicita 20 años de prisión, y otro de obstrucción a la justicia por el que pide dos años de cárcel y una multa de 2.160 euros. El Ministerio Público reclama para los hijos de la víctima una indemnización de 200.000 euros.
La acusación particular, por su parte, considera los hechos constitutivos de un delito de asesinato con las agravantes de alevosía y ensañamiento por lo que pide la pena de 25 años de prisión, mientras que la defensa del procesado solicita la libre absolución y de forma alternativa la consideración de un delito de lesiones con resultado de muerte.
Mañana está previsto que continúe el juicio con la declaración de los peritos.
