JAEN, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia Provincial de Jaén ha ratificado la pena de tres meses de prisión y una multa de 540 euros a los tres miembros de un coto de caza de Torredelcampo (Jaén) que utilizaron "trozos de chorizo envenenado" como cebo en el citado coto.
Fuentes cercanas al caso informaron a Europa Press de que la Audiencia "no acepta" el recurso interpuesto por la Junta de Andalucía, y al que se adscribió WWF/Adena, para que se ampliase la condena a los seis imputados de la junta directiva, en lugar de ser tres las personas condenadas.
La sentencia es firme, por lo que "no cabe ya recurso alguno", salvo el de amparo al Constitucional, si bien subrayaron estas mismas fuentes que "es absolutamente improbable que se interponga".
Así las cosas, se abre una nueva vía para establecer actuaciones sancionadoras administrativas, entre las que se contempla iniciar "de forma inmediata" la tramitación del expediente de anulación del acotado por "aprovechamiento desordenado de la riqueza cinegética de los terrenos", al considerar que existe "prueba más que suficiente a los efectos de la incoación de este procedimiento, de revisión de acto administrativo"
El titular del juzgado de lo Penal número tres de Jaén condenó, tras el juicio celebrado a finales de septiembre, al guarda, a un socio y a un vocal de la junta directiva de la sociedad de caza 'Santa Ana' por un delito contra la fauna y otro de daños --los cebos mataron a tres perros domésticos--, mientras que tres miembros de la junta directiva resultaron absueltos.
El juez consideró que el guarda del coto, Manuel B.L., y el socio Vicente A.S. fueron los autores materiales del delito, mientras que el vocal de la directiva Amador C.M. fue condenado como cooperador necesario, ya que "conocía la existencia del veneno en la sociedad de caza y personalmente adquirió 300 cables de acero trenzado para que el guarda hiciera lazos para capturar animales".
En el caso de los tres miembros de la junta directiva absueltos, el magistrado estimó que no hay pruebas suficientes para dictar una sentencia condenatoria.
Los hechos se remontan al 9 de diciembre de 2001, cuando el guarda del coto y un acompañante, también socio del coto, fueron sorprendidos por agentes del Seprona cuando colocaban cebos, consistentes en trozos de chorizo a los que se había añadido un "potente" veneno.
Sobre el terreno ya existían en ese momento 20 cebos envenenados, así como varios lazos de acero trenzado dispuestos sin freno, topes, tuercas u otro sistema destinado a procurar su selectividad, según manifestó la organización.
