CÓRDOBA 23 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los trabajadores de Locsa, la factoría cordobesa de la multinacional italoalemana KME, que ha anunciado su cierre para el próximo 30 de junio, se concentrarán este sábado en oposición a esa pretensión, cuyo rechazo mostrarán en el estadio de fútbol Nuevo Arcángel, donde a las 18,00 horas se enfrentan el Córdoba con el Granada.
En este sentido, fuentes del comité de empresa han precisado a Europa Press que unos 50 empleados van a acudir al recinto para manifestarse en las puertas, repartirán al público papeles con su postura frente a la empresa y posteriormente colocarán una pancarta en las vallas del campo de fútbol, "aprovechando que el partido es televisado".
Mientras tanto, los trabajadores, que cuentan con el apoyo de la Administración regional, mantendrán un encuentro el lunes con el candidato del PP a la Alcaldía de Córdoba, José Antonio Nieto, y el martes se reúnen en Córdoba con representantes de la empresa para analizar el expediente de regulación de empleo (ERE) que prevé presentar.
Así, KME Group, propietario de Locsa, ha confirmado este martes en Munich (Alemania), en la reunión de la Ejecutiva del Comité Europeo de dicha multinacional, que no hay marcha atrás respecto al anuncio de cierre para la factoría cordobesa, cuya fundición podría traspasar y, aunque no contempla vender la planta al completo, tampoco la descarta.
Según han dicho a Europa Press fuentes del comité de Empresa de Locsa, en dicha reunión de Munich, entre representantes de los trabajadores del grupo en cinco países europeos y altos cargos de la compañía, a la que ha asistido el presidente del comité de empresa de Locsa, Francisco Pozuelo, como único representante por los empleados españoles, se ha informado que el cierre de la fábrica cordobesa está "decidido, tanto por el consejo de administración del grupo, como por sus accionistas", debido a los resultados negativos que, a su juicio, está cosechando Locsa, dedicada a la producción de laminados y derivados de cobre y zinc.
A partir de ahí y después de que Pozuelo defendiera, en contraste con la postura de la cúpula de KME, la rentabilidad de la fábrica cordobesa, la multinacional propietaria de la misma ha dejado claro que, "en principio, solo está dispuesta a traspasar la fundición" de Locsa, lo cual, según el comité de empresa de la factoría cordobesa, "no soluciona nada, ya que la fundición con la carga de trabajo al máximo solo daría empleo a 15 personas", de las 120 (30 de ellas prejubiladas) que conforman la actual plantilla, después de sufrir varios recortes y tras el desvío, a otras fábricas del grupo, de pedidos que tradicionalmente servía Locsa a clientes de varios países de Europa, del Norte de África y de Estados Unidos.