Tribunales.- Un jurado declara culpable de homicidio al hombre que mató a puñaladas a Lamyae Denna

Actualizado: jueves, 22 octubre 2009 21:55

Tras conocer el veredicto dijo que "ya le han echado el regalo de cumpleaños"

GRANADA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

Un jurado popular ha declarado hoy culpable de un delito de homicidio a Manuel R.S, juzgado esta semana por apuñalar mortalmente a la joven estudiante de Farmacia Lamyae Denna, al considerar probado que le asestó más de 20 puñaladas con la intención de acabar con su vida y recordando que el mismo dijo durante la vista oral que "la remató" cuando ya se había desvanecido.

El jurado hizo hoy pública su resolución, adoptada por unanimidad, en la Sección Primera de la Audiencia de Granada, donde consideró probado que Manuel R.S. conocía a la víctima cuando entró en su vivienda, el 4 de marzo de 2008, y la apuñaló mortalmente en su domicilio, donde murió desangrada.

El portavoz del tribunal popular señaló no que existan pruebas suficientes para dar por probado que 'Manolito', como era conocido en su entorno, tuviera dependencia al alcohol, ni que la ingesta de esta sustancia antes de los hechos le evitara ser consciente de lo que hacía, por lo que se ha solicitado que este extremo no se aplique como atenuante de la pena de prisión.

No obstante, el jurado considera, como lo ha hecho el Ministerio Público, que Manuel R.S. no quiso aumentar el dolor de la joven estudiante y achaca el número de puñaladas forcejeo que ambos mantuvieron.

Tras conocer el veredicto del jurado, el fiscal ha solicitado, como ya reflejó en sus conclusiones definitivas, una pena de doce años de cárcel para 'Manolito' por un delito de homicidio y el pago de una indemnización de 300.000 euros a los familiares de la víctima, si bien antes de decir la cantidad incidió en que "una vida humana no tiene precio".

La acusación particular, ejercida por la familia de la joven, ha aceptado la calificación de homicidio dada por el jurado y ha reducido de 20 a 14 años su petición de cárcel, dos años más que el Fiscal por considerar probado que concurrió el abuso de confianza. Comparte con el Ministerio Público la petición de una indemnización de 300.000 euros.

Por su parte, la defensa del procesado --que pedía la libre absolución por actuar bajo los efectos del alcohol en el momento de los hechos-- ha aceptado la calificación de homicidio del jurado, aunque ha solicitado que se aplique la pena mínima para este delito, esto es, diez años de cárcel.

En el ejercicio del derecho de su última palabra en el juicio, el procesado ha dicho que con su veredicto el jurado "ya le ha echado el regalo de cumpleaños".

"UNA SALVAJADA"

Durante la vista oral, Manuel R.S. reconoció haberla apuñalado mortalmente en su propio domicilio, si bien negó que lo hiciera hasta 25 veces, como consta en el informe forense, porque eso, según dijo, sería una "salvajada" y una "barbaridad". "Yo sólo le di cuatro o cinco, el resto se las darían los forenses", manifestó.

Explicó que el día de los hechos tuvo una discusión con Lamyae --a la que conocía a través de su compañera de piso, de la que era amigo-- tras la que fue a buscar en la cocina un cuchillo de pequeñas dimensiones con el que la apuñaló en el salón de estar.

"Estaba colocado y se me fue la olla. Yo no era yo", dijo el procesado, que relató que su víctima intentó huir por la puerta de entrada, donde la "remató", una vez que ya se había caído al suelo. Manuel no quiso concretar por qué se inició la discusión, que se produjo sobre las 14,00 horas, y señaló que, después de haberla apuñalado por segunda vez, la llevó hasta su dormitorio, donde posteriormente fue encontrada por una de sus dos compañeras.

Tras el suceso, el inculpado se fue con su vehículo y tiró el arma blanca, que se había metido en el bolsillo, en la calle, y después se dirigió al bar donde la compañera de Lamyae, con la que él tenía más contacto, trabajaba. Pudo observar cómo la joven recibía la llamada de su tercera compañera, que la alertó del estado en el que se había encontrado a Lamyae, tras lo que se ofreció a llevarla, a lo que ésta se negó. También se trasladó a otro local en Atarfe en el que trabajaba otra amiga de las chicas que conocía, a la que fue a confesar lo que había hecho pero no tuvo "valor".