Bustos de Alonso Cano son restaurados por el Instituto de Patrimonio Histórico para devolverse a la Catedral de Granada

Actualizado: lunes, 26 octubre 2009 15:18

SEVILLA, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los bustos escultóricos de Adán y Eva, el de la Virgen de Belén y el de San Pablo, pertenecientes a la obra del maestro granadino Alonso Cano, fueron restaurados por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, para ser devueltos a la Catedral de Granada, donde se hallaban antes de ser tratados, en los próximos días.

En declaraciones a los periodistas, la directora general de Bienes Culturales, Guadalupe Ruiz, manifestó que se trata de "magníficas piezas del Barroco español y andaluz", al ser una "oportunidad" el que "el Instituto las haya restaurado", pues para el mismo es "un privilegio y un honor" haber trabajado con las tallas del "genial artista Alonso Cano", y añadió que tenían "la garantía de que la restauración iba a ser respetuosa" y que en dichas obras puede observarse que hay una "restauración bien hecha".

Asimismo, Ruiz señaló que el conjunto escultórico de Adán y Eva se encontraban en el arco toral de la Catedral de Granada, mientras que los bustos de la Virgen de Belén y de San Pablo se hallaban en el museo catedralicio. Estas imágenes serán devueltas al templo tras haber sido restauradas durante un período de aproximadamente 22 meses, ya que, sobre todo las primeras, "necesitaban una intervención urgente en cuanto a soporte por la separación de piezas" entre otros motivos, según apuntó una de sus restauradoras, María Teresa Real.

De esta forma, la restauradora de estos bustos expresó que los mismos "presentaban un estado de conservación muy dispar", por lo que tuvieron que actuar en función de "las necesidades particulares de cada una". Así, destacó las obras de Adán y Eva, en las cuales, se ha sacado a la luz una "policromía única", y "la misma en las dos cabezas después de eliminar interrupciones anteriores y distintas capas superpuestas que no dejaban ver los colores originales", incidiendo en que pudieron "rescatar la policromía original, que ayuda a unificar el conjunto escultórico".

En esta línea, afirmó Ruiz, en la talla de San Pablo se ha seguido el mismo proceso, pues se ha obtenido a través de las distintas técnicas la policromía original, al igual que ocurrió con la de la Virgen de Belén, en la que se ha realizado "una limpieza superficial". Además, de forma preventiva, se ha llevado a cabo una desinsectación de las esculturas al presentar algunas alteraciones ocasionadas por insectos xilófagos.

BUSTOS DE ADÁN Y EVA

Realizados por Alonso Cano hacia 1666, quedaron sin concluir a la muerte de éste, por lo que la policromía la llevó a cabo en 1676 su discípulo, Juan Vélez de Ulloa. El cabildo catedralicio granadino las adquirió en la testamentaría del artista, estando documentada desde el siglo XVIII su ubicación en el lugar que hoy ocupan en la Catedral, el arco toral de la capilla mayor.

En estos bustos se pone de manifiesto, "de forma evidente, la genialidad de Alonso Cano, e incluso sin concluir su policromía, trasmiten a través de sus volúmenes la grandeza de su modelado y su aguda intención expresiva", de manera que según apuntó el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, "suponen la culminación material de la producción de este artista, una de las mejores figuras del barroco andaluz".

VIRGEN DE BELÉN

Con esta pequeña imagen --45 centímetros--, realizada en 1664 para sustituir a la Inmaculada que el maestro había tallado para el remate del Facistol de la catedral granadina, Cano sigue el esquema compositivo de su última Inmaculada aunque con algunas variantes.

La intervención en el IAPH se ha centrado en una actuación conservativa, así como en la realización de una limpieza uniforme de la obra, que había sido sometida con anterioridad a limpiezas desiguales. Además, se ha reintegrado con policromía en algunas zonas donde se habían producido pérdidas de pintura.

BUSTO DE SAN PABLO

Realizada en la última etapa del artista, en torno a los años 1660 y 1665, se conserva en el Museo de la Catedral de Granada. Se trata de una obra maestra absoluta de Cano, con la que "se desmarca de sus habituales formas intimistas y concentradas" para ofrecer una escultura --46 centímetros-- "extrovertida", de rasgos atormentados, vigorosa expresión y abundante barba labrada a base de "sinuosas y largas guedejas de cabello", efecto ensayado anteriormente por imagineros como Andrés de Ocampo, recordando su estilo "al inmortal Moisés de Miguel Ángel".