Se cumplen cien años del descubrimiento de los "candelabros" de oro de Lebrija (Sevilla), del siglo VIII a.n.e.

Archivo - Réplica expuesta en Lebrija de los famosos "candelabros" descubiertos en 1923
Archivo - Réplica expuesta en Lebrija de los famosos "candelabros" descubiertos en 1923 - AYUNTAMIENTO DE LEBRIJA - Archivo
Actualizado: jueves, 27 abril 2023 14:31

LEBRIJA (SEVILLA), 23 Abr. (EUROPA PRESS) -

El miércoles 26 de abril se cumplen cien años del descubrimiento en Lebrija (Sevilla) del conjunto de "candelabros" de oro labrados al estilo orientalizante entre los siglos VIII y VII antes de nuestra era (a.n.e.), unas piezas que estarían asociadas a un centro ceremonial o "santuario" coetáneo, cuyos vestigios podrían descansar en el subsuelo de los promontorios que preceden al cerro que alberga las ruinas de la antigua fortaleza medieval del municipio, donde está delimitado el yacimiento tartesio o protohistórico identificado en esta localidad del Bajo Guadalquivir.

Estas seis piezas de oro, datadas entre los siglos VIII y VII previos a la era actual, fueron descubiertas por unos trabajadores en el enclave de Lebrija conocido como Higueras del Pintado, siendo adquiridas por el Estado en 1926, para su exposición en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, al que siguen adscritas.

Al respecto, Agustina Quirós, técnica de Patrimonio Histórico y Arqueológico del Ayuntamiento de Lebrija, explicaba en 2021, con motivo de la apertura de dos salas de la casa de la cultura del municipio dedicadas a la antigua cultura tartesia, que aunque las piezas fuesen calificadas popularmente como "candelabros" por su similitud con tales objetos del mobiliario doméstico, una denominación que ha "sobrevivido" en la memoria colectiva a lo largo de las décadas, las investigaciones científicas han "descartado" que tales piezas fuesen usadas para dicho fin.

FINALIDAD RELIGIOSA

Según la ficha del Ministerio de Cultura correspondiente a este fabuloso conjunto áureo, las piezas constituirían una representación anicónica, a modo de betilos, de una divinidad de origen fenicio cuyo emblema sería un árbol.

En ese sentido, Agustina Quirós destacaba la "gran importancia" de estas piezas en materia de investigación científica, pues no sólo reflejan que la antigua cultura tartesia gozaba de "un gran desarrollo en la fabricación de objetos de prestigio con aplicación en el ámbito religioso", sino que además "apuntan a que es posible" que dicha cultura tuviese una "muy relevante" presencia en el territorio que actualmente corresponde al término municipal de Lebrija.

Y es que según explicaba, estas piezas de valiosa orfebrería estarían relacionadas con algún tipo de "recinto religioso" cuyos vestigios arquitectónicos podrían descansar en el subsuelo del entorno de los promontorios que anteceden a la ladera del cerro del antiguo castillo de Lebrija, zona en la que en 1923 fue descubierto este conjunto de objetos votivos enterrados "en una especie de nicho" a varios metros de profundidad.

EL YACIMIENTO PROTOHISTÓRICO DE LEBRIJA

A los pies de la ladera del cerro del castillo se extienden precisamente los terrenos identificados con relación al yacimiento protohistórico de Lebrija.

Las "muchas lecturas" del hallazgo en el plano científico, como reflexionaba Agustina Quiros, invitan a pensar que probablemente estas piezas de oro fueron "ocultadas" deliberadamente bajo tierra "ante una situación de peligro", coincidiendo la datación de los denominados "candelabros" de Lebrija con "un momento de gran incertidumbre" en la geopolítica del Mediterráneo.

Mientras las piezas originales siguen en poder del Estado, la sala tartesia de la casa de la cultura de Lebrija muestra una réplica de las mismas, encargada en 2006 por el propio Ayuntamiento con la autorización del Ministerio de Cultura y del Museo Arqueológico Nacional, tratándose de unas copias realizadas en una aleación de latón, cinc y cobre con un baño de oro.