Sevilla.- El Bellas Artes exhibe hasta julio 'La Planchadora', "obra maestra" del periodo azul de Picasso

Actualizado: lunes, 16 abril 2007 15:43

El Guggenheim de Nueva York cede el cuadro en contraprestación por las obras prestadas para la exposición 'Del Greco a Picasso' en NY

SEVILLA, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -

El Museo Bellas Artes de Sevilla exhibirá desde hoy hasta el 29 de julio el lienzo 'La Planchadora' (1904) de Pablo Ruiz Picasso, cuadro que pertenece al Guggenheim de Nueva York y que es considerado una "obra maestra" del denominado Periodo Azul (1901-1904).

La pieza permanecerá en la pinacoteca sevillana dentro de la actividad patrocinada por la Fundación El Monte 'La obra invitada', una iniciativa que da a conocer obras pertenecientes a otras instituciones o colecciones privadas. 'La Planchadora' recala en la capital hispalense como contraprestación a la cesión que hizo el Bellas Artes de la 'Dolorosa' de Murillo y 'San Hugo en el refectorio' de Zurbarán para la exposición 'Del Greco a Picasso' que se celebró en el Guggenheim.

La consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Torres, presentó hoy la obra junto al director del museo, Antonio Álvarez Rojas, destacando ambos que "es evidente" que es una de las de mayor valor que han participado en esta actividad. De hecho, Álvarez Rojas resaltó que "sólo se ha prestado en un par de ocasiones" y aseguró que "éste es un caso especial, dada la importancia de las obras que cedimos a la exposición de Nueva York".

La titular del ramo explicó que "con las piezas elegidas del ciclo 'La obra invitada' y el contenido permanente del museo se trata de establecer una estrecha relación, experiencia que enriquece y complementa la colección de la pinacoteca". En este caso, 'La Planchadora' de Picasso se muestra en el contexto de la pintura sevillana de la época, marcada a lo largo del XIX por el recuerdo de Murillo, el costumbrismo y los parámetros más academicistas, todo muy lejos de las vanguardias que sacudían Europa en el último tramo de la centuria.

En primavera de 1904, Picasso se instaló definitivamente en París, en el corazón de Montmarte. En 1901, la trágica muerte de su amigo Casagemas supone un cambio importante en su vida y en la forma de concebir su obra. A partir de ese momento, se inicia el llamado Periodo Azul (1901-1904), del que la obra 'La Planchadora' es un ejemplo genuino.

El lienzo se caracteriza por la utilización de la paleta azulada cargada de melancolía y la elección de temas sombríos, tradición que se encuentra en la pintura francesa ya desde el siglo XVIII. Se recurre a presentar cuerpos femeninos en situación de esfuerzo, que el Realismo Social decimonónico utiliza como objeto de denuncia y que se puede observar en autores como Degas. También en España, pintores catalanes como Novell, Casas o Rusiñol, con los que coincide Picasso en su juventud, realizan pinturas de mujeres solas y atareadas.

La primera versión de 'La Planchadora' se encuentra en 1901 y, una segunda, realizada en pastel, en 1904, en la que Picasso se recrea en los detalles de una habitación pobre y abuhardillada frente a ésta en la que se renuncia a toda ambientación doméstica en un intento de marcar la solead y el silencio.

'La Planchadora' se enmarca dentro de una nueva forma de pintar en la que el trazo incisivo e hiriente determina perfiles rotundos y de marcada angulosidad, dando lugar a figuras humanas inquietantes. Ofrece la imagen de una mujer de fisonomía demacrada y rostro inexpresivo, que plancha sobre una tabla, acompañada de un cuenco con agua para almidonar la ropa. La delgadez y el color ceniza de la figura expresan claramente el cansancio de una mujer exhausta por el trabajo.

En el tratamiento de la anatomía, Picasso utiliza un recurso que ya se aprecia en 'El viejo guitarrista ciego', pintado el año anterior en Barcelona: el hombro de la figura se convierte en un ángulo extremo desde el que cae todo el peso del cuerpo sobre la plancha de hierro, que se revela como el objeto de sufrimiento y en la que se marca toda la gravidez. El perfilado anguloso y picudo de las formas, que se evidencian escuálidas y frágiles bajo un ceñido vestido, acentúan la rigidez geométrica de la composición, consiguiendo con ello el objetivo de transmitir el silencio y la soledad de la pobreza.

'La Planchadora' formó parte de la exposición 'Picasso. Tradición y vanguardia', que pudo verse en el Museo del Prado de Madrid el pasado año 2006.