Zaragoza.- El Taller-Escuela de Cerámica de Muel celebra este fin de semana una jornada de puertas abiertas

Actualizado: miércoles, 18 abril 2007 15:45

MUEL (ZARAGOZA), 18 Abr. (EUROPA PRESS) -

El Taller-Escuela de Cerámica de Muel realiza los días 21, 22 y 23 de abril una serie de actividades complementarias a la exposición que se muestra al público en el centro durante esta temporada, "Jean Cocteau en la cerámica". Durante estas jornadas de puertas abiertas, los visitantes podrán conocer en vivo cómo se realiza la cerámica, de la mano de los alfareros del taller, en horario de 10,00 a 14,00 y de 16,00 a 19,00 horas eL sábado, y en horario de mañana el domingo y el lunes, 23 de abril.

La muestra de cerámica da cuenta de un Jean Cocteau como artista proteico, enfant terrible e inclasificable que ha pasado a la posteridad con igual mérito como poeta, novelista, ensayista, dramaturgo, realizador cinematográfico y artista plástico.

Dentro de esta última faceta, desarrolló un particular estilo como dibujante que empleó a fondo como ilustrador de sus propias obras y de las de otros escritores por él queridos. De su dibujo limpio, puro, picassiano, cultivado con aplicación desde sus años escolares, salió su producción cerámica que se podría calificar de poesía gráfica.

A la cerámica llegó por impulso de su amigo Pablo Picasso, quizás algo tarde pero con fuerza y en los seis años que le ocupó esta dedicación, desde 1957 hasta su muerte en 1963, realizó más de trescientos objetos entre cerámicas tradicionales y poemas-objeto realizados en barro.

Martine Soria, comisaria de la exposición, ha realizado una selección de la labor como ceramista del autor de Les enfants terribles, una muestra significativa y aventajada para conocer mejor la sangre del poeta.

Así, la obra de cerámica de Jean Cocteau reúne más de trescientas piezas que realizó con pasión durante los últimos años de su vida. A finales del año 1957, conoce a la pareja de alfareros Marie-Madeleine Jolly y Philippe Madeline y les expone sus proyectos, indicándoles su deseo de "traducir" su arte "a su idioma".

Este nuevo aprendiz de 68 años aprendería rápido. Todos en el taller se sentirían subyugados por ese genio que lo entiende todo, lo ve todo, que posee esa facultad extraordinaria de impregnarse de las cosas, esa creatividad sin límite que ya ha deslumbrado a cineastas, litógrafos y otros vidrieros que le ayudaron técnicamente.