CAMARGO, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
La empresa estatal Equipos Nucleares (ENSA), en Cantabria, ha desarrollado y ensayado a tamaño real el ensamblaje de la cámara de vacío, conocida como vacuum vessel, que será parte nuclear del Proyecto internacional ITER, una ambiciosa iniciativa en la que se busca probar la generación de energía de fusión nuclear a nivel comercial.
Para ello, en la fábrica de ENSA en Maliaño (Camargo) han fabricado una pieza o maqueta que se utiliza solamente "para entrenar" ya que esta empresa española tiene la misión de ensamblar las distintas partes de esta cámara de vacío que fabrican en otras empresas, procedentes de los 35 países que participan en este proyecto internacional que busca demostrar que la energía de fusión nuclear es posible.
Así, una vez terminada la fase de desarrollo y prueba, en los próximos cuatro años Ensa ensamblará en Francia las distintas partes de esta cámara de vacío o contenedor en cuyo interior se realizarán las reacciones de fusión, según ha explicado el responsable de desarrollo de negocio de ENSA, Rubén Moreno, en una visita de periodistas a las instalaciones de esta la compañía de la Sociedad Estatal de Participaciones Indutriales (SEPI).
Moreno ha explicado que la empresa ha firmado un contrato para desarrollar "toda la ingeniería necesaria" para la instalación de los nueve sectores --que coloquialmente compara con los gajos de una naranja-- que formarán el 'Vacum Vessel' en Caradache (Francia).
Asimismo, ha precisado que ENSA se encargará de desarrollar los procedimientos de soldadura, las mediciones, los ensayos no destructivos de soldadura (visuales, Ultrasonidos, Radiografías, Helio), el mecanizado pero también de todos los utillajes y robots necesarios para acometer estos trabajos.
Precisamente, ha destacado que la futura cámara de vacío, dentro de la cual se tratará de probar la fusión nuclear, tendrá unas dimensiones de 19,4 metros de diámetro exterior y 11,4 metros de altura que, en total sumarán 5.200 toneladas de peso una vez ensamblado.
Parte del complejo de Ensa en la localidad cántabra está ocupado por el laboratorio de Investigación y Desarrollo, en el que se estudian, diseñan y prueban distintos robots o tipos de soldadura entre los diferentes materiales antes de su fabricación definitiva. "Aquí se analiza todo, hasta el líquido para limpiar las soldaduras o cualquier material que se prueba", ha comentado.
Con estos robots patentados por Ensa, el experto ha indicado que se pretende minimizar tiempos y evitar los fallos humanos no solo en el proyecto del ITER sino en los otras áreas de negocio de la empresa, tales como la fabricación de los contenedores para los residuos nucleares y el combustible gastado de las centrales nucleares, vasijas de reactor o los generadores de vapor de los propios reactores, que salen desde Cantabria a países como Estados Unidos, Francia, Corea, China, Japón, Finlandia o India, entre otros.
En concreto, para ensayar el proyecto del ITER en Maliaño se ha fabricado una maqueta con las piezas a tamaño real que simula la cámara de vacío para conocer la viabilidad y la eficacia de las herramientas. Para Moreno, esta maqueta es "una pieza única" que demuestra el nivel de "entrenamiento y meticulosidad" de la empresa con el fin de evitar problemas futuros.
"Es una pieza que hacemos solo para entrenar. Gastamos mucho dinero para que las cosas salgan bien a la primera en el ITER", ha añadido Moreno, que ha expuesto todo se hace a escala real para entrenar el posicionamiento y practicar el ensamblaje. "Se ensaya todo para evitar deformaciones inesperadas y lograr cero defectos", ha añadido.
En total, el proyecto del ITER tiene una duración superior a los 7 años y un coste de 14.000 millones de euros para un experimento científico a gran escala que busca producir energía de forma comercial con fusión nuclear, lo que le convierte en una de las empresas más caras de la historia de la investigación. La UE asume en torno al 40 por ciento del coste total mientras que del resto se encargarán EEUU, Rusia, China, Japón, India y Corea del Sur, con un 10 por ciento cada uno.
La primera fase del proyecto de construcción ya ha sido realizada y ahora ENSA tendrá otros 4 años para realizar las tareas de ensamblaje en Cadarache. La empresa tecnológica española prevé movilizar unos 150 empleados cualificados en las épocas de más trabajo del proyecto.
LOS CONTENEDORES PARA EL PARQUE NUCLEAR ESPAÑOL
En total, según el presidente de ENSA, Eduardo González-Mesones, la empresa cuenta con una cartera de negocio para los próximos tres años estimada en 222 millones de euros y su cifra de negoció alcanzó 73 millones de euros en 2016. Si bien, el 90 por ciento de los equipos que fabrican tiene como destino el exterior, así como el 50 por ciento de la prestación de servicios en plantas nucleares.
González-Mesones ha explicado las distintas áreas de negocio "al más alto nivel tecnológico" de esta empresa que cuenta con "algunos de los equipos y máquinas más grandes de España", como un torno de 12 metros de altura por cinco de diámetro o las grúas de carga en muelle de mayor capacidad del país, con capacidad para cargar 1.800 toneladas.
Así, ha defendido que de las instalaciones de Cantabria salen desde vasijas de reactor, generadores de vapor, tuberías de circuito primario de refrigeración, presionadores, intercambiadores de calor, contenedores para almacenaje y transporte de combustible a mercados como el chino, francés, estadounidense, taiwanés, argentino, eslovaco, belga, finalndés o sudafricano.
En este contexto, González-Mesones ha apostado por lograr que todos los contenedores para el combustible gastado del parque nuclear español salgan de la fábrica de Maliaño. De hecho, ha subrayado que la empresa se prepara para optar a las distintas fases del desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) para la que hasta ahora ha fabricado cinco contenedores.
Finalmente, ha afirmado que Ensa es "una empresa pequeña pero que es referente en todo el mundo" y por tanto está en condiciones de competir. "Somos pocos y nos conocemos todos", ha comentado respecto al sector y ha confesado que la palanca estratégica de la empresa es su apuesta por la innovación tecnológica, a la que destinó el año pasado 11,5 millones de euros.
