SANTANDER, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -
El acusado de agredir sexualmente a la compañera de su novia en un curso de formación aseguró hoy que la víctima y él se tocaban "mutuamente", y que ella "se dejaba". Por el contrario, la denunciante sostiene que A.C.C. recurrió a la fuerza para tratar de atacarla, empujándola y agarrándola.
Ambos expusieron hoy en el juicio ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial lo sucedido entre marzo y abril de 2.006, en que, según el relato del Ministerio Fiscal, el acusado siguió a la mujer hasta su domicilio cuando regresaba de su trabajo, para, ya en el portal, abalanzarse sobre ella y empujarla hasta la zona de sótanos, en donde la bajó la ropa y la realizó tocamientos. Abandonó el lugar cuando unos vecinos entraron en el inmueble.
En su declaración, el acusado rechazó haber empujado a la mujer y también haberla bajado la ropa. También negó que ella le dijera que le dejara en paz o que la estuviera molestando. Frente a esto relató que ella accedió a que entrara y "también le dijo cosas".
En cambio, la víctima señala que él la empujó y la tocó de forma que ella "no podía soltarle". La mujer afirmó que le insultó, le pidió que la "dejara en paz" y le amenazó con gritar para que fueran escuchados.
En el juicio, que ha quedado visto para sentencia, el Ministerio Fiscal ha rebajado la petición de pena de los nueve años de prisión iniciales a los tres que reclama ahora, y mantiene que se cumplan en un centro de internamiento adecuado.
Se descarta además que los hechos supongan un delito continuado de agresión sexual, reduciéndolos a uno de agresión sexual, sin la continuidad, y se considera como circunstancia eximente incompleta el trastorno de la personalidad que sufre el acusado, circunstancia que en un principio el fiscal calificó de atenuante.
En este sentido, los peritos que comparecieron en la vista explicaron que A.C.C. padece un trastorno del control de los impulsos como consecuencia de un traumatismo, afección que se traduce en una pérdida de la capacidad intelectual, una falta de control sobre las consecuencias de sus actos, aumento en el impulso de agresividad y desinhibición en conductas como la de tipo sexual.
Los expertos también se refirieron al estado de la víctima y, si bien descartaron que sufra una disminución en sus capacidades y voluntad, sí llamaron la atención sobre la narración "anómala, sin afectación y no muy congruente" que hizo de los hechos.
Así, recordaron que omitió datos como que se defendiera o intentara huir o pedir ayuda, y que mientras lo contaba "incluso sonreía". Su relato no era "lógico", pero no hallaron explicación de carácter mental al hecho de que la narración no fuera congruente, aunque sí tuvieron "sensación de sinceridad" sobre sus palabras.
Por el contrario, ante los mismos peritos tras la denuncia, el acusado negó los hechos, limitándolos a el conocimiento de la víctima, y mostró su perplejidad con que se hubiera presentado.
DENUNCIA
Según explicó el acusado en la vista, ella le denunció cuando se enteró de que él acompañaba a casa a otra amiga suya. Y en su versión, la víctima admitió que le denunció cuando él le dijo que "no se iban a volver a ver más". La denunciante respondió a preguntas del abogado defensor que puso la denuncia al día siguiente de todo esto, pero luego añadió que "confunde" los días.
Además, la mujer justificó su tardanza en presentar la denuncia en que quería "evitar problemas" durante el curso en el que coincidía con la novia de su presunto agresor, y narró como lo hizo a instancias de su entonces novio, que la "forzó" a ello tras enterarse de lo sucedido por una amiga común, a la que la víctima relató estos hechos con la intención de que no se los contara a nadie más.
Por su parte, el acusado asegura que poco después, ella se dirigió a él para decirle que quería retirar la denuncia porque "no quería problemas".
Ambos se conocieron ya que la novia de él y ella coincidieron en un curso de formación organizado por una entidad que trabaja con discapacitados. La víctima afirmó que durante "varios meses" él la acompaña desde casa a la parada de autobús que tomaba para ir al trabajo.
"Cuando salía de casa, estaba en la puerta", aseveró, y recordó que, durante el trayecto él la cogía de la mano e incluso de la cintura y le decía que le gustaba mucho. Según la mujer, ella le pidió en varias ocasiones que le "dejara en paz", recordándole que él tenía novia, circunstancia a la que éste le replicó que le daba "igual".