Dos afectados de ceguera por el uso del Ala Octa recuerdan que son "personas, no números"

Amaya Gil Sendino y Rafael Martínez, dos de los afectados por el uso del producto tóxico, a las puertas de la Audiencia de Valladolid antes del inicio del juicio.
Amaya Gil Sendino y Rafael Martínez, dos de los afectados por el uso del producto tóxico, a las puertas de la Audiencia de Valladolid antes del inicio del juicio. - EUROPA PRESS.

Actualizado: jueves, 12 septiembre 2019 12:29

Reclaman más de 200.000 euros cada uno al quedar ciegos de uno ojo tras una operación de desprendimiento de retina

VALLADOLID, 12 Sep. (EUROPA PRESS) -

Dos de los siete afectados de ceguera en Castilla y León tras ser tratados en el Hospital Río Hortega de Valladolid con el Ala Octa, un producto retirado en junio de 2015 por la Agencia Española del Medicamento tras descubrir que se encontraba contaminado, han reclamado este jueves que se haga justicia con sus casos y que, al menos, se compense económicamente el daño "irreversible" sufrido y que ha cambiado "radicalmente" sus vidas.

Es la llamada que ambos afectados, Amaya Gil Sendino y Rafael Martínez, de 41 y 47 años, respectivamente, han realizado minutos antes del juicio por estos hechos iniciado en la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, con sede en Valladolid, donde el bufete vasco Gómez Menchaca se presenta con una reclamación de más de 200.000 euros para cada uno de ellos que, según precisa, habrían de afrontar el Sacyl, el fabricante alemán Alimedics, la distribuidora WM Bloss de Cataluña y la aseguradora Mapfre.

El proceso en el TSJCyL llega tras un lustro de reclamaciones de los afectados frente al silencio administrativo de la Consejería de Sanidad, y ello a pesar de que otros casos en distintas partes de España ya se han saldado con sentencias condenatorias, como la que impuso 25.000 euros al Servicio Cántabro de Salud o la que otorgó 307.000 a otro paciente que fue operado en un centro privado de Córdoba.

En el caso de estos dos vallisoletanos, la pesadilla no les abandona desde que fueron operados en el Hospital Río Hortega, Amaya Gil Sendino en septiembre de 2014 y Rafael Martínez en 2015, sin que, lógicamente, sospecharan de que el producto denominado Ala Octa, un perfluoroctano utilizado para pegar la retina y que viene siendo empleado con éxito desde hace más de dos décadas en todo el mundo, pudiera ocasionarle daños irreversibles debido a que se encontraba contaminado de origen en su proceso de fabricación.

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