Las dos jóvenes acusadas comparten banquillo, asistidas por sus respectivos letrados, en la Audiencia de Valladolid. - EUROPA PRESS
VALLADOLID 20 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las dos jóvenes de nacionalidad croata Loba T. y Romina S, acusadas del robo de joyas perpetrado en un piso de Valladolid y del intento de cuatro robos más en otras tantas viviendas de la capital entre septiembre y octubre de 2024, han sostenido este viernes su inocencia durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial, y ello a pesar de que dos de las víctimas las han identificado sin ningún género de duda.
Las dos encausadas, asistidas por letrados de pago llegados desde Salamanca y Madrid, han tomado la palabra, traducidas por una intérprete italiana, para responder tan solo a preguntas de sus representantes legales ante los cuales han rechazado su implicación en cualquiera de los delitos imputados, tanto en el robo de joyas por valor de 4.000 euros consumado en un piso de la calle Estadio como en el forzamiento de las cerraduras de cuatro viviendas ubicadas en las calles Concha Velasco, Capuchinos, Alcántara y Las Mercedes.
Pese a ello, la fiscal del caso ha pedido para cada una de las encausadas penas que en su conjunto suman seis meses y un día de cárcel--les aplica la atenuante de reparación del daño al haber consignado 4.000 euros de responsabilidad civil--y las correspondientes indemnizaciones, tanto por las alhajas desaparecidas (4.218,93 euros) como por los daños valorados en 164,04 euros en uno de los pisos que supuestamente trataron de violentar.
Entre las pruebas que la fiscal del caso ha esgrimido contra Loba T. y Romina S, ambas en prisión desde su detención y donde la primera ha dado a luz hace dos meses a un bebé que le ha acompañado en su traslado desde el penal al tribunal sentenciador, figuran las testificales de dos de los propietarios de los inmuebles que han llegado a identificarlas, así como la huella dejada por una de ellas en una puerta y las imágenes de ambas grabadas por la mirilla electrónica de uno de los pisos.
Quienes las han identificado son el inquilino de la calle Capuchinos y la propietaria de una vivienda Alcántara. El primero, en su declaración, ha recordado que el día de los hechos se acaba de tumbar en la cama para echar la siesta cuando oyó cómo abrían la puerta y al poco escuchó ruido de pasos y el cuchicheo de varias mujeres en el pasillo. Dio unos gritos y ni siquiera pudo ver a las ladronas porque ambas salieron a la carrera.
Sin embargo, el testigo ha explicado que salió al balcón y observó en la calle a dos mujeres, a una de las cuales, antes de salir corriendo, pudo verle la cara porque llegó a girar la cabeza. "Sin ningún género de duda era ella", ha mantenido al señalar con el dedo a Loba T, al tiempo que ha reconocido igualmente los dos chalecos que las acusadas llevaban y que les fueron incautados en su momento en las maletas que aún permanecían en el Hostal San Antolín de Tordesillas donde se habían alojado.
Por su parte, la ocupante del piso en Alcántara ha identificado a la otra acusada, Romina S, como la joven que trató de entrar en su morada y a la que vio perfectamente a través de la mirilla de la puerta. "Escuché ruido en la cerradura y al mirar a través de la mirilla la vi manipular la cerradura, hasta que consiguió abrir. Cerré la puerta y ella volvió a intentarlo", ha recordado la testigo, quien por ello llamó con el móvil a la policía y puso el manos libres para tratar de poner en fuga a la ladrona.
La víctima ha confesado el temor que entonces sintió al comprobar la persistencia de la acusada. "No entendía que tratara de entrar aun sabiendo que yo estaba dentro y por eso me llegué a preguntar qué sería de mi si lograba su propósito", ha apuntado la mujer, quien también entiende que la acusada no se encontraba sola porque "era muy pequeñita y la fuerza que ejercía para tratar de abrir no era ni medio normal".
También ha declarado la dueña del piso ubicado en la calle Estadio donde sí se llegó a consumar el robo, tal y como pudo comprobar el día de los hechos al llegar y percatarse del desorden existente en el inmueble, sobre todo en su habitación, donde habían desaparecido de su armario multitud de joyas y 450 euros en metálico que había en la mesa del salón. "¡El día que me llamó la policía para decirme que habían detenido a las autoras me dieron una satisfacción tremenda, aunque hay daños psicológicos que no se pagan con dinero!", ha advertido la víctima.
ALERTADO POR SU GATO
Se da la circunstancia que otro de los afectados es un conocido abogado vallisoletano a quien, presuntamente, 'visitaron' las acusadas en su piso de la calle Concha Velasco, donde acababa de comer y se había echado en la cama de su dormitorio escuchando música con los cascos.
El letrado ha explicado que en un momento dado su gato se coló en la habitación, se subió a la cama y comenzó a comportarse de forma extraña. "No le di mucha importancia pero cuando comenzó a bufar y a ponerse en modo ataque llegué a pensar que me podía haber dejado algo en el fuego", ha declarado Óscar O.C, quien ha apuntado que al salir de la habitación para comprobarlo se topó con una joven en el pasillo que al verle salió corriendo "como una exhalación".
La víctima ha confesado que no pudo ver la cara a la joven debido a que el pasillo estaba oscuro, pero sí ha enumerado una serie de detalles que apuntan a Romina S, entre ellos que se trataba de una mujer de muy corta estatura, de aproximadamente 1,50 metros de altura, que llevaba el pelo atado por una coleta muy larga que le llegaba hasta el final de la espalda y vestía un chaleco azul marino sin mangas y otras serie de prendas que luego ocupadas a las acusadas.
Aunque solo vio a una mujer, la acusación pública entiende que Romina se encontraba acompañada por la otra acusada, Loba T, puesto que la policía científica localizó a posteriori una huella palmar suya en la zona de la mirilla de la puerta.
GRABADAS POR UNA MIRILLA ELECTRÓNICA
Otra de las pruebas que, a juicio, de la acusadora pública confirman la autoría por parte de las dos encausadas obedece a la grabación de ambas realizada por la mirilla electrónica ubicada en un piso sexto situado en un inmueble de la calle Mercedes donde se produjo otro intento de robo, concretamente en un piso situado en el séptimo.
La grabación de la mirilla--se activa automáticamente al pasar alguien al lado de la puerta--fue remitida a la policía y constituye la prueba principal que permitió identificar a las supuestas autoras, que fueron detenidas el día 4 de octubre cuando se encontraban en la calle Muro. A esa inicial identificación siguieron el registro del vehículo de alquiler que utilizaban, donde fue hallada parte de la ropa supuestamente utilizada en los robos e instrumental propio para la comisión de los delitos, y de las dos maletas que habían dejado en el referido hostal sito en Tordesillas.
Precisamente, dicha prueba ha sido impugnada por las defensas al entender que el registro de las maletas se produjo en claro fraude de ley, ya que el mismo había sido rechazado por el Juzgado de Instrucción número 2 y, sin embargo, fue llevado a término por los integrantes del Grupo de Robos de la Policía Nacional de Valladolid.
"Lo que se encontró en esas maletas ha de ser arrancado de este proceso porque se obtuvo en contra del criterio del juzgado vulnerando el derecho a la intimidad", ha coincidido ambas defensas, que han reclamado del tribunal un fallo absolutorio respecto del delito de robo consumado debido a que la principal prueba del mismo son las prendas halladas en una de las maletas registradas en el hotel de Tordesillas, a su juicio obtenida de forma ilícita.
Además, el letrado de Romina ha pedido para su clienta una condena no superior a dos años por el robo con fuerza en casa habitada intentado en la calle Alcantara, único en el que ha sido reconocida por la moradora, y el de Loba ha interesado una condena para ella, sin concretar, por un delito continuado de robo.