La policía apunta que los tres de la calle Portillo de Valladolid traficaban a nivel aún mayor que el 'menudeo'

El Ministerio Fiscal mantuvo para ellos la petición de penas de seis años de prisión y multas de 20.000 euros

Europa Press Castilla y León
Actualizado: lunes, 24 mayo 2010 15:41

VALLADOLID, 24 May. (EUROPA PRESS) -

Miembros del operativo policial que en enero de 2008 condujo a la detención de un matrimonio y su hijo acusados de traficar desde un piso ubicado en la calle Portillo del Prado de Valladolid apuntaron que éstos, quienes compartieron hoy banquillo en la Audiencia Provincial y se exponen a penas de seis años de cárcel, desplegaban una actividad más allá del mero 'menudeo', tal y como precisó el entonces instructor de las diligencias.

El funcionario, en declaraciones recogidas por Europa Press, recordó que en el registro practicado al piso, un 4º B situado en el número 4 de la referida calle, los agentes actuantes, amén de distintas cantidades de cocaína, marihuana, hachís, MDMA (éxtasis) y cristal, se incautaron de cuatro botes de ácido bórico de un kilo cada uno de ellos, "producto que normalmente utilizan para compactar la droga quienes trafican a un nivel mayor".

El agente incidió en que el operativo sobre el inmueble se montó a raíz de las denuncias presentadas por vecinos del barrio e incluso toxicómanos, tras lo cual las vigilancias confirmaron el continuo trasiego de personas que acudían a él para aprovisionarse de droga, tres de las cuales fueron sorprendidas a la salida con distintas cantidades.

"LA TIENDA ABIERTA".

"El día del registro el piso había estado desavastecido y por eso no empezamos a detectar clientes hasta la llegada de la mercancía. Era como si la tienda quedara entonces abierta", declaró el instructor de las diligencias, quien recordó que a raíz de las primeras detenciones de toxicómanos Isaac B.V. comenzó a adoptar mayores cautelas, entre ellas la de acompañar a los clientes hasta la calle y no darles vía libre hasta que se cercioraba de que no había policías en las inmediaciones.

Junto a todas estas pruebas, el agente advirtió de que las dos libretas ocupadas en el domicilio de los acusados contenían anotaciones que "se correspondían con ventas de droga, con toda seguridad, ya que aparecían términos como 'pagado' o 'debe' y todos los importes eran múltiplos de 50 ó 55 euros, que es el precio del gramo de cocaína", aseveró.

Los aludidos, el matrimonio compuesto por Isaac B.V. y María del Carmen del V.M. y el hijo de ambos, Isaac B. del V, junto con un amigo de este último, Juan José A.A, ya fueron juzgados y condenados hace dos años por estos mismos hechos, si bien el Tribunal Supremo acordó anular el juicio contra los tres primeros--el cuarto de los condenados no recurrió y ha cumplido parte de la pena--tras estimar que la Audiencia vallisoletana causó indefensión al primero de ellos al denegarse una prueba para probar su adicción.

De hecho, Isaac B.V. volvió hoy a rechazar que él, su esposa y su hijo utilizaran el piso como punto de distribución de droga y mantuvo que las sustancias halladas en él, la marihuana, el hachís y la cocaína, eran para su propio consumo para combatir los dolores de la mala circulación de una pierna y una osteopatía de pubis que padecía.

"!Lo siento mucho, pero yo no he vendido droga en mi vida¡", respondió el acusado a la representante del Ministerio Fiscal, aunque sus explicaciones fueron bastante inconsistentes ante las preguntas de por qué la droga apareció escondida en distintas partes de la vivienda y acerca del uso que pretendía dar a toda una serie de efectos también intervenidos en el inmueble, tales como recortes circulares de plástico, bolsas de auto-cierre, alambre verde y dos balanzas de precisión, normalmente utilizados para la preparación de las papelinas.

Su esposa y su hijo, quienes al igual que el anterior fueron condenados en su día a penas de cuatro años por estos hechos posteriormente anuladas por el Supremo, ratificaron la versión del padre de familia, mientras que Juan José A.A, el único de los cuatro que no recurrió la condena de tres años recaída sobre él--salió de prisión hace dos meses--y que esta vez compareció como testigo, volvió a negar que colaborara con los anteriores en la venta de droga pero sí reconoció haber recibido un encargo de Isaac B.V. para que le comprara distintas sustancias por importe global de 2.000 euros, a cambio de lo cual él obtendría 800 euros.

"Me imagino que eran para su consumo", indicó el joven, quien apostilló que Isaac B.V. le hizo el encargo sin que la esposa y el hijo estuvieran al corriente de ello.

Contenido patrocinado