Valladolid acoge la muestra 'El Descreído Imaginario', un homenaje al humorista Chumy Chúmez

Actualizado: jueves, 19 enero 2006 15:35

VALLADOLID, 19 Ene. (EUROPA PRESS) -

La Sala Municipal de Exposiciones de la Casa Revilla de Valladolid acoge desde hoy y hasta el 19 de febrero la exposición 'El Descreído Imaginario', una muestra que pretende rendir homenaje al humorista José María González Castrillo, Chumy Chúmez, y que ha sido organizada por el Programa de Humor Gráfico de la Fundación General de la Universidad de Alcalá y comisariada por Felipe Hernández Cava.

Según informaron a Europa Press fuentes de la Fundación Municipal de Cultura, la muestra presenta un "amplio resumen" de la vida profesional del humorista, quien se consideraba a sí mismo un "producto" de su tiempo, de su familia, de su herencia biológica, de sus sumisiones, de su raza, de su patria y de su "etcétera, para lo que usted guste".

Cuando falleció Chumy, el 10 de abril de 2003, Felipe Hernández Cava escribió que su muerte suponía la desaparición de "el Picasso del humor español", algo que respondió al hecho de que el comisario de la muestra "siempre tuvo la constancia, y eso es lo que le hizo realmente grande, de que Chumy había captado la esencia del artista malagueño como pocos y luego se había aplicado en traerla hacia un medio por lo general demasiado endogámico y víctima del ensimismamiento".

"A Picasso y a Chumy les une, en primer lugar, el componente marcadamente autobiográfico que tienen sus obras, más allá de diferencias anecdóticas vitales y cuando hablo de autobiográfico lo hago en un doble sentido: en primer lugar, en tanto las tensiones ocultas de sus devenires personales están siempre presentes, aunque tengamos que profundizar varios estratos para encontrarlas; y en segundo lugar, en la búsqueda de una caligrafía mediante la que conformar su yo indiscutible", señaló Hernández Cava.

José María González Castrillo nació en un barrio humilde de San Sebastián, conocido como Las Casas Viejas, el 8 de mayo de 1927. Su padre, un carpintero de origen abulense, se llamaba José y su madre, vallisoletana, era costurera y se llamaba María.

Amaba su ciudad natal, pero desde pequeño, los nacionalistas vascos le hicieron sentir que no era uno de ellos, y por esa razón acabó ajustando cuentas con ellos en el libro de memorias póstumo 'Vida de maqueto'. Chumy, como su admirado Baroja, se consideró siempre "español y castellanista" aunque su visión de España distaba mucho de ser idílica.

Estudió Comercio y llegó a conseguir un puesto como funcionario en el Instituto Nacional de Previsión, pero su auténtica votación era la de pintor por lo que desde muy joven, participó en exposiciones colectivas en San Sebastián y ganó algunos premios, antes de trasladarse a Madrid para hacer realidad su sueño.

En 1949, por indicación de su gran amigo el dibujante Munoa, envió unos dibujos a 'La Codorniz', y Alvaro de Laiglesia creyó en su talento y le aceptó como uno de los colaboradores habituales de la revista.

Tras firmar como Chumy, o como Pobre Chumy Chujov, adoptó el seudónimo de Chumy Chúmez --Chumy, como diminutivo cariñoso de José Mari, y Chúmez, por influencia de unos compañeros vascos en las milicias universitarias que le exigieron la presencia de ese sufijo para parodiar a los impuros castellanos-- y empezó a incluir un sol en sus viñetas --"lo hago porque llena un espacio y me ahorra mucho tiempo", decía cínicamente--.

Entre sus hitos profesionales hay que considerar sus chistes en el diario 'Madrid' --desde 1966 hasta 1971, en que el diario se cierra por orden gubernativa--, sus colaboraciones en 'Triunfo', o la creación de 'Hermano Lobo' en 1972, que llegó a vender 160.000 ejemplares semanales.

Además de humorista, Chúmez fue escritor de novelas y ensayos, cineasta --documentales y largometrajes de ficción-- y tertuliano en radio y televisión.