BARCELONA, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
Catalunya pasará de tener medio millón de personas con discapacidad a más de 600.000 en 2030, y ya hay más de 400.000 catalanes que conviven con dependientes, según el estudio de la Fundación Creafutur 'El Futuro de los servicios sociales: productos y servicios para el 2030', que la consellera de Acción Social y Ciudadanía de la Generalitat, Carme Capdevila, ha presentado en Barcelona.
Capdevila ha planteado la sinergia de la administración con empresas y entidades sociales para paliar la "escasez" de servicios sociales en el futuro por el envejecimiento de la población y el aumento de trastornos mentales.
En la presentación del estudio, la consellera ha apuntado que en los próximos 20 años se debe "consolidar y dotar de estabilidad financiera a los servicios sociales y a todo el Estado del bienestar".
Los servicios sociales suponen una "interesante oportunidad de negocio" para empresas y entidades del tercer sector, ha dicho la consellera, y las ha animado a innovar para satisfacer las nuevas necesidades en este ámbito.
Su implicación es importante para garantizar el crecimiento y la sostenibilidad del sistema; para mejorar la autonomía de las personas dependientes, y para ofertar servicios más personalizados. "Debemos adaptarnos a las personas, no a los colectivos", ha remachado.
NEGOCIOS Y DEPENDENCIA
El estudio de la Fundación Creafutur, entidad promovida por la Generalitat y Esade para facilitar la innovación a empresas catalanas, ha hecho una prospección de las necesidades de personas dependientes y de sus cuidadores en los próximos 20 años, y ha definido las oportunidades de negocio en este ámbito para empresas y el tercer sector.
El estudio ha concluido que se requiere una "corresponsabilidad" entre la administración, ciudadanos, profesionales, entidades y empresas para co-crear los servicios sociales del futuro, en un escenario de copago.
De otro modo, los usuarios "se buscarán la vida" para mejorar su calidad de vida ante unos servicios sociales insuficientes, puesto que las nuevas tecnologías --redes sociales e Internet-- aumentarán su capacidad de informarse y comunicarse, y las nuevas formas de participación colectiva --como cooperativas-- su capacidad de organizarse.
Las necesidades de las personas dependientes y de sus cuidadores pasan por mejorar su calidad de vida y sentirse seguros e integrados laboral y socialmente, mientras que los afectados están pasando de ser personas "pasivas" a otras que quieren mejorar su bienestar físico y psíquico; elegir autónomamente los servicios que les resulten más útiles y aprovechar las nuevas tecnologías.
Por ello, propone crear nuevos productos y servicios, como una plataforma de servicios sociales que pueden adquirirse pagando o con horas de trabajo vinculadas a un sistema de puntos para facilitar la inserción sociolaboral; un seguro de dependencia para contratar a un asesor; componentes electrónicos y domóticos en el hogar; actuaciones educativas para normalizar la visión de las personas con dependencia, y una plataforma tecnológica que simula la evolución financiera y legal del afectado para que pueda tomar decisiones.
Pueden invertir en el ámbito de los servicios sociales entidades financieras y de seguros; empresas de recursos humanos y de integración laboral de personas con necesidades especiales; compañías de 'software' o empresas de comunicación.