BARCELONA 24 Mar. (EUROPA PRESS) -
El Distrito de Ciutat Vella de Barcelona hará cumplir la normativa a los comercios que venden comida rápida para ser consumida en la calle, con lo que pretende evitar que turistas y autóctonos se sienten en un banco para consumir un kebab, una hamburguesa o un bocadillo y ensucien la vía pública.
Se trata de uno de los objetivos del Plan Especial de Establecimientos de Concurrencia Pública, Hostelería y Otras Actividades --denominado Plan de Usos--, que Ciutat Vella ha aprobado inicialmente en sustitución del de 2005, y que aplicará una vez el pleno del Ayuntamiento lo apruebe definitivamente a finales de año.
La concejal de Ciutat Vella, Itziar González, explicó hoy que el plan --que se enmarca en su cruzada para recuperar espacio para los vecinos-- será "una herramienta estratégica" basada en el análisis de la realidad para aumentar la calidad de vida de los residentes, y su equilibrio con la dimensión "cosmopolita" de las calles del distrito.
Implantar nuevos establecimientos sin espacio para comer y que exploten el concepto de comida para llevar y zampar en la calle estará prohibido, especialmente en las zonas turísticas, con el fin de "proteger" a los restaurantes, evitar que se especialicen en comida rápida y "utilizar la calle para pasear y no comer", explicó González en un encuentro con periodistas.
Desde finales de año el Ayuntamiento realiza una campaña de inspección relacionada con la medida, que pretende disuadir de instalar actividades que fomenten comer en la calle aprovechándose sobre todo de la licencia de establecimiento de platos preparados, y que ahora suman 49.
El Plan de Usos divide Ciutat Vella en 13 zonas en función de su densidad vecinal. El Gòtic sur y el Raval poniente y sur son las zonas de máxima protección vecinal, mientras que La Rambla, la calle Ferran, Portal de l'Àngel, la Catedral, la Ciutadella, el frente marítimo, el Puerto y en las principales vías habrá más tolerancia.
El Distrito incentivará el traslado de bares y otras actividades a las zonas de más tolerancia a cambio de permitirles más metros cuadrados y aforo. Además, en la zona del paseo Marítim a tocar al Port Olímpic permitirá que los establecimientos puedan cambiar indistintamente de pub y a restaurante.
También apostará porque los hoteles se muevan, aunque no podrán crecer en número de camas, de forma que en toda Ciutat Vella no pueden haber más de 14.746 plazas que concentran 187 hoteles, de forma que tiene el 40% de hoteles de la ciudad y el 29% de la oferta.
PISOS TURÍSTICOS LEJOS DEL VECINO
En paralelo, el Distrito pretende acabar con los pisos turísticos en los bloques de viviendas, por lo que establece una moratoria de seis años para hacer efectivo su traslado en edificios exclusivos, o deberán cerrar. "En seis años no habrá ninguna vivienda de uso turístico en un edificio de vecinos", sentenció la concejal.
Según los datos de finales de febrero, 256 apartamentos de uso turístico trabajan ilegalmente y otros 653 operan con licencia, muchos en fincas con vecinos. La gerente de Ciutat Vella, Mercè Massa, vio viable la migración, y les constan al menos diez bloques vacíos precintados que se podrían destinar exclusivamente a turistas.
Además, Ciutat Vella permitirá que los establecimientos puedan incorporar música en directo para impulsar más su carácter "singular", destacó González. Sin embargo, será más exigente con el aislamiento acústico. En la mayoría de casos el Distrito se basará ahora en la densidad y no en la distancia para otorgar licencias.