BARCELONA, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
La expresidenta del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), Maria Eugènia Alegret, ha lamentado este miércoles que las mujeres juristas aún prioricen la vida familiar a la carrera profesional.
En una conferencia organizada por Esade bajo el título 'Justicia y mujer: una aproximación histórica y personal' en la sede del Banc Sabadell de Barcelona, Alegret ha citado este ejemplo para explicar la baja representatividad de la mujer en los cargos de responsabilidad judicial.
Según la magistrada, esto sucede porque, además de que es necesario tener una antigüedad de 10 o 15 años para acceder a ciertos cargos, la mujer sigue anteponiendo la familia a la carrera judicial: "La realidad cultural hace que la mujer ejerza más responsabilidades en la familia que el hombre. Eso hace que añada a sus funciones laborales la de 'directora de familia'".
Eso le da "un doble trabajo" que no le permite formarse, teniendo en cuenta la dedicación temporal que exigen estos cargos, ha apuntado la expresidenta del TSJC.
Alegret, madre de tres hijos, ha detallado algunos datos que muestran este hecho, como por ejemplo que solo un 10% de los 100 magistrados del Tribunal Supremo (TS) son mujeres, sin que ninguna de ellas sea presidenta de alguna de las cinco salas.
El escenario no es distinto en las 39 audiencias provinciales que hay en el Estado, que cuentan con 11 magistradas, si bien en la Audiencia Nacional no hay ninguna presidenta de sala y, actualmente, hay solo una presidenta en los Tribunales Superiores de Justicia de las Comunidades Autónomas, la de la Comunidad Valenciana.
Sin embargo, en el conjunto del mundo judicial las cifras no son tan pesimistas ya que el 50% de jueces son mujeres y, de los 2.700 estudiantes que salen de la Escuela Judicial, el 64% son chicas, ha explicado Alegret.
Según Alegret, para modificar esta dinámica social es imprescindible cambiar la corresponsabilidad dentro de la familia, por lo que considera que "la verdadera igualdad entre hombres y mujeres no llegará hasta que una mujer mediocre llegue al mismo sitio que un hombre mediocre".
SU EXPERIENCIA
Entre sus explicaciones ha añadido experiencias personales, relatando que accedió a la carrera judicial en 1980, a los 24 años, y que en ese momento era difícil ser mujer y juez, con lo que tuvo que lidiar con ello, dado que se consideraba que las mujeres no estaban "emocionalmente preparadas" para hacer determinadas funciones, como levantar un cadáver.
En relación a si influye la forma de ejercer entre un hombre y una mujer, Alegret ha asegurado que aunque la ley es la misma, las mujeres pueden ser incluso más duras que los hombres, más proteccionistas y con más capacidad organizativa.
