Foto: EUROPA PRESS
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BARCELONA, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Francisco Godia descubre la visión renovadora de la obra de El Greco que propuso Rusiñol con una recopilación de 40 piezas de varios artistas.
'El Greco. La mirada de Rusiñol' --que podrán visitarse desde el jueves hasta el 2 de febrero en Barcelona-- cuenta con la colaboración del Consorci del Patrimoni de Sitges e incluye diez obras de El Greco procedentes de diferentes museos y colecciones privadas, algunas de las cuales se han visto muy poco, además de piezas del mismo Rusiñol y de artistas de la época, como Pitchot, Casas, Picasso y Zuloaga.
La exposición relata "la lectura catalana de la obra de El Greco y la visión tan rica de Rusiñol", ha valorado el director de la fundación, Jesús Carrobles, que se ha mostrado satisfecho de que el año Greco acabe en Catalunya con una muestra que cierra la conmemoración del cuarto centenario de la muerte del Greco y que podrá verse en 2015 en el CaixaForum de Palma y de Zaragoza.
Se atribuye a Rusiñol el inicio del coleccionismo de la obra del Greco a finales del siglo XIX, cuando no formaba parte del canon del arte español del Siglo de Oro.
En 1894, Rusiñol adquirió dos cuadros de El Greco, y el interés se transformó en influencia artística: las 16 piezas de Rusiñol que incluye la exposición muestran la inspiración que tomó del pintor, sobretodo en su vertiente cromática y conceptual, con temas místicos, ha explicado la comisaria Nadia Hernández.
LA PASIÓN DE RUSIÑOL
El Greco fascinaba a Rusiñol también a nivel personal, pues veía en él la modernidad que quería para la sociedad catalana, "un figura libre y vanguardista", con una sinceridad artística que admiraba, ha explicado la directora del Museu de Cau Ferrat de Sitges, Vinyet Panyella, citando los discursos de Rusiñol.
La asimilación que hizo el artista modernista de la figura de El Greco es tan grande que tres pintores --Picasso, Pichot y Casas-- llegaron a retratarlo en la posición de 'El caballero de la mano en el pecho'.
Las tres obras pueden verse en la exposición --con una proyección en el caso de Picasso-- y suponen un ejemplo de cómo el modernismo era una corriente artística que reflejaba los tiempos, pues el cariz impresionista de Pichot se transforma en simbolismo decadente con el retrato de Casas.
