Mario Conde firma codo con codo con el hijo de Carmina Ordóñez

Europa Press Catalunya
Actualizado: viernes, 23 abril 2010 14:13

BARCELONA 23 Abr. (EUROPA PRESS) -

El ex banquero Mario Conde empezó esta mañana en el Paseo de Gràcia de Barcelona una jornada en la que firmará ejemplares de 'Memorias de un preso' (Martínez Roca), el libro en el que narra su "periplo carcelario", y lo hizo acompañado en la mesa de Julián Contreras, el hijo de Carmina Ordóñez, que esperó paciente a que los lectores se acercaran a pedirle firmas de 'La pluma de la verdad' (Martínez Roca), una novela sobre ladrones de guante blanco.

Con temáticas coincidentes, los dos libros apenas suscitaron la curiosidad del público, más interesados en fotografiar a los dos personajes que en pedir dedicatorias de sus libros. En declaraciones a Europa Press, Conde agradeció, no obstante, el "afecto" de sus lectores, interesados en conocer la vida del banquero entre 1994 y 2006, los años que pasó en la cárcel de Alcalá Meco.

"Es un trozo de mi vida muy extenso", dijo Conde, que aseguró que el libro no habla de política sino que se limita a describir su vida en la cárcel. "Hay mucha gente que no se lo cree, pero me encontré a mi mismo", aseguró, además de recordar que si hay gente que se ha hecho a sí misma una vez, él lo ha tenido que hacer dos veces.

Eclipsado por la expectación que provocaba la presencia de Conde, Contreras se entretuvo deshojando una rosa mientras esperaba a que los grupos de jóvenes que le hacían fotos se decidieran a comprar su libro.

EL ERIZO DE BARBERY

Un poco más allá, ajena al barullo, la escritora francesa Muriel Barbery debutaba en Sant Jordi firmando ejemplares de 'La elegancia del erizo' y 'Rapsodia Gourmet', ambos editados por Seix Barral. Acompañada de una traductora, la novelista atendió a sus lectores conmovida por el "ambiente extraordinario" de la Diada.

"Estoy tan alucinada con el ambiente que no puedo prever como irá el día", dijo, mientras agradecía los elogios de sus fans, a pesar de que las conversaciones sean "demasiado rápidas", y fruncía el ceño cuando le hablaban de la versión cinematográfica, de la que parece no estar muy satisfecha.

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