MADRID, 15 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las aves marinas, y no las corrientes de viento, son la fuente principal tanto de contaminantes como de nutrientes para el ecosistema de la costa ártica, según concluye un estudio dirigido por la Universidad de Ottawa (Canadá) que se publica esta semana en la revista 'Science'.
Para llegar a esta conclusión, los científicos estudiaron un grupo de pozas en la parte baja de los acantilados de Cabo Vera, el la isla ártica canadiense de Devon. Los acantilados albergan una amplia colonia de fulmares del norte, un ave pequeña o petrel que se encuentra en el Atlántico Norte. Los científicos hallaron que los sedimentos de las pozas más influidas por las aves marinas tienen los niveles más altos de DDT, mercurio y hexaclorobenceno, antes utilizado en pesticidas.
Los excrementos de ave están compuestos de peces no digeridos, carroñas, calamares y otros animales marinos que han concentrado ya estos químicos en su paso a través de la cadena alimentaria. A su vez, estas aves marinas, que se convierten en nutrientes críticos en estos entornos remotos, también están transportando ahora contaminantes producidos por la industria.
Estos nuevos resultados sugieren que los efectos del transporte biológico minimizan aquellos del transporte atmosférico en algunas áreas costeras. Muchos elementos contaminantes son destilados hacia climas fríos árticos y posteriormente concentrados en depredadores marinos como los peces, ballenas y focas. Como resultado, los indígenas de esa zona del mundo tienen algunas de las exposiciones más altas a químicos como el mercurio y los policloros de bifenilo (PCB) del mundo.