MADRID, 6 May. (EUROPA PRESS) -
Las olas de calor, como la registrada durante el pasado verano, experimentarán un incremento en intensidad y frecuencia durante los próximos años, lo que a su vez causará un incremento de la mortalidad, según varios expertos. En concreto, estiman que la temperatura aumentará unos 4 o 5 grados para el 2050, "favoreciendo unos efectos en la salud multiplicados por seis".
Uno de estos especialistas, el director del Master de Salud y Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Julio Díaz Jiménez, explicó a Europa Press que "los estudios indican que las temperaturas máximas cada vez serán más elevadas y habrá más días de calor en zonas emergidas". No obstante, destacó que "a pesar del cambio climático y los aumentos en las temperaturas, habrá un proceso de adaptación".
El experto señaló que los efectos del calor se dejan notar a corto plazo (1-3 días), mientras que las consecuencias del frío suceden entre una y dos semanas después del extremo térmico. Las enfermedades cardiovasculares en personas mayores son las afecciones más relacionadas con la mortalidad estival, y la primera ola de calor del año es la que conlleva mayores fallecimientos, dijo. De hecho, según datos del Instituto de Salud Carlos III, la ola de calor del verano de 2003 está relacionada con unos 6.500 fallecimientos.
Según varios estudios, existe una temperatura máxima diaria a partir de la cual se observa un incremento acusado de la mortalidad. Así, para Madrid esta temperatura es de 36,5 grados (por cada grado superior a esta cifra la mortalidad aumenta un 20 por ciento), en Sevilla es de 41 grados (por cada grado más alto la mortalidad se duplica). Además, el especialista resaltó que "el aumento de la mortalidad también está relacionado con condiciones socioeconómicas y demográficas".
El profesor Díaz Jiménez insistió en que existe un problema importante para poder predecir una ola de calor, ya que se dan en diferentes fechas en función de las circunstancias y de cada comunidad autónoma, "por lo que no se pueden lanzar alertas generales, a nivel nacional". En este sentido, el experto insistió en la necesidad de establecer planes de prevención locales, a medida de cada ciudad.
EL PASADO VERANO
Díaz Jiménez participó ayer, junto con otros expertos, en la conferencia 'Cambio Climático y Salud', organizada por la Fundación para la Gestión y Protección de Medio Ambiente (FUNGESMA). En el marco de este foro, el especialista recordó que la ola de calor en Francia (del 1 al 20 de agosto de 2003) provocó un exceso de mortalidad de 14.800 personas respecto al mismo periodo de años anteriores; en Italia se estimó un incremento de 4.175 defunciones en el grupo de mayores de 65 años entre el 15 de julio y el 15 de agosto y en Reino Unido este incremento fue de 2.045 personas entre el 4 y el 13 de agosto.
En España, aunque oficialmente se recogen 141 muertes relacionadas con la ola de calor del verano de 2003, otros estudios basados en datos de mortalidad según registros civiles estiman el exceso de fallecimientos en 6.112 personas respecto al mismo periodo del año anterior. Además, esta ola de calor fue más intensa en Barcelona, Gerona, Baleares, A Coruña, Asturias, y Valencia, entre otras comunidades, "ya que no están tan acostumbrados al exceso de calor".