MÉRIDA, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
La floración de los cerezos en el Valle del Jerte, al norte de la
provincia de Cáceres anuncia cada año la llegada de la primavera. En
un periodo de quince días, el manto blanco de las flores de los
cerezos cubre el Valle del Jerte, un fenómeno que atrae anualmente la
atención de miles de visitantes de toda España y el mundo. Tras la
floración de los cerezos comienza la recogida del fruto.
Las cerezas, desde finales de abril, están listas para comer, pero
hay que esperar hasta primeros de junio para apreciar el sabor de las
picotas cuya recolección se alarga hasta primeros de agosto. Según
las condiciones climatológicas imperantes cada año, la floración del
cerezo puede situarse entre mediados de marzo y las primeras semanas
del mes de abril.
Además de su belleza, la floración significa el preámbulo de la
campaña de cerezas amparadas por la Denominación de Origen "Cereza
del Jerte", que dura desde mediados de abril hasta principios de
agosto, dependiendo de las variedades y la altitud de la plantación.
Las cerezas del Jerte se producen en una zona geográfica muy
concreta que comprende el Valle del Jerte y parte de las zonas
vecinas de La Vera y el Valle del Ambroz, al amparo de un microclima
especial. La superficie de cultivo del cerezo se eleva a 11.710
hectáreas, lo que convierte a esta demarcación extremeña en la mayor
superficie concentrada de cerezos de toda Europa.
La producción media de cerezas en los últimos años en la zona que
comprende la demarcación de la Denominación de Origen "Cereza del
Jerte" ascendió a 25.000 toneladas, de las cuales 8.000 fueron
certificadas por la Denominación de Origen "Cereza del Jerte".
El 60 por ciento de la producción total de cerezas en el Valle del
Jerte se destina al mercado nacional. El otro 40 por ciento se
exporta a los mercados europeos, concretamente a Reino Unido y
Alemania que reciben el 80 por ciento de la exportación.
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen "Cereza del
Jerte" basa su modelo de producción en la calidad del producto que
repercute en la salud de los consumidores y en la preocupación por la
conservación del medio ambiente.
En tiempo de cosecha, el C.R.D.O. "Cereza del Jerte", ejerce
inspecciones y controles de producto en todos los almacenes inscritos
para supervisar la calidad de las cerezas depositadas por los
agricultores. Sólo se admiten con el identificador o contraetiqueta
numerada de la Denominación de Origen la fruta que procede de las
explotaciones y parcelas inscritas y cumplen con unas condiciones muy
estrictas en materia de calidad.
Además, diariamente se realizan análisis en laboratorios
acreditados, para detectar si contienen residuos nocivos para la
salud. Las cerezas han de cumplir con una serie de requisitos
indispensables para poder estar avaladas con el sello de calidad
"Cerezas del Jerte", tales como, procedencia, inmejorables
condiciones físicas y recolección artesanal, a mano y fruto a fruto.
Enteras, sanas, limpias y frescas, exentas de sabores y olores
extraños, son las características que definen este fruto que llega a
la mesa después de madurar naturalmente en las árboles al sol, sin
estar sometido a procesos artificiales y recogidas en su punto óptimo
de maduración.
La mayor parte del volumen de cerezas producidas en el Valle del
Jerte es conocida bajo el nombre genérico de picotas, que tienen como
diferencia esencial del resto de las cerezas el desprendimiento del
pedúnculo de forma natural en el momento de su recolección y su sabor
y textura inigualables.