MADRID, 5 Sep. (EUROPA PRESS) -
El buque insignia de Greenpeace, 'Rainbow Warrior', se encuentra
ya en la capital islandesa, Reykiavik, en el marco de la campaña en
contra de la caza de ballenas que la organización ecologista
internacional se dispone a llevar a cabo en este país del Atlántico
Norte durante cerca de un mes, según informó hoy la ONG en un
comunicado.
Islandia, que ha vuelto a unirse a la Comisión Ballenera
Internacional (CBI) tras catorce años de moratoria, ha presentado un
programa "científico" para cazar 500 ballenas de tres especies
diferentes en los próximos dos años como primer paso para reanudar la
caza a escala industrial, según Greepeace.
Así, el Gobierno islandés tiene previsto capturar 250 ejemplares
por año: 100 rorcuales aliblancos o ballenas minke, 100 rorcuales
comunes y 50 rorcuales boreales, precisa el comunicado, indicando que
la primera de estas capturas se produjo el pasado 19 de agosto y
víctima fue una cría de rorcual aliblanco.
Greenpeace ha instado al Gobierno islandés a que detenga la caza
de 38 rorcuales aliblancos prevista entre el 15 de agosto y el
próximo 30 de septiembre y, según el comunicado, países como
Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Suecia han expresado su más
firme protesta por este hecho. Asimismo, la organización afirma que
incluso "el turismo también se está resintiendo, ya que Islandia
cuenta con una boyante industria de avistamiento de cetáceos".
"Islandia no necesita matar ballenas para realizar investigaciones
científicas", afirma la responsable de la Campaña de Océanos de la
ONG, María José Caballero, añadiendo que "Greenpeace anima a todos
sus socios y simpatizantes a participar en esta campaña para detener
las muertes de cetáceos".
La organización ecologista considera que la reanudación de la caza
de ballenas supone un "suicidio económico" para el país ya que, según
ella, los ingresos generados por el turismo basado en el avistamiento
de cetáceos son mayores que los que produce la industria ballenera.
En este sentido, precisa que la contemplación de ballenas en su
hábitat natural generó ingresos por valor de 8,5 millones de dólares
en 2001, mientras que la caza comercial de ballenas sólo produjo
entre 3 y 4 millones de dólares entre 1986 y 1989, año en el que
finalizaron las capturas.
"La caza de ballenas es parte del pasado de Islandia, pero el
futuro de este país puede verse muy afectado si se reanudan las
capturas de estos grandes mamíferos", advirtió Caballero.
Por otro lado, Greenpeace recuerda que el Convenio Internacional
CITES prohíbe el comercio de los productos balleneros fuera del país,
si bien señala que Islandia, país no firmante de este convenio, se
plantea exportarla a Japón, que "empieza a tener problemas para
vender sus propias capturas".
El 'Rainbow Warrior', que navegó contra la caza de ballenas en
Islandia por primera vez en 1978, busca en este nuevo viaje, según el
texto, "conseguir el apoyo de todos los ciudadanos de este país para
que presionen al Gobierno de Islandia". Además, el resto de oficinas
de Greenpeace trabajarán en sus países para conseguir una fuerte
reacción internacional que impida la reanudación de la caza comercial
a gran escala para su exportación en 2006.