SEVILLA, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
El desarrollo de la nanotecnología, la ciencia de lo pequeño, comenzará a tener una "gran repercusión" en los próximos cinco o diez años, invadiendo así los "sectores clave" de la economía e iniciando lo que muchos analistas han llamado 'La revolución industrial del siglo XXI'.
Así se desprende de la última publicación de la Fundación de la Innovación Bankinter, 'Nanotecnología: La revolución industrial del S. XXI', que se presentó hoy en Sevilla, y que revela que "la influencia en la economía a nivel global será de tal calibre que se espera que los productos fabricados con esta nueva tecnología acapararán el 15 por ciento del mercado".
En un comunicado conjunto remitido a Europa Press, el Instituto San Telmo y la Fundación explicaron que la nanotecnología es un conjunto de técnicas multidisciplinares que se utilizan para manipular la materia a escala de átomos y moléculas. Además, se puede aplicar en diferentes campos como los materiales, la electrónica, la biomedicina y la energía.
Según los expertos, la puesta en marcha de nuevos productos y procesos, así como la penetración en nuevos mercados exige "grandes inversiones" que van a resultar "clave" en su desarrollo. Así, hasta ahora las iniciativas públicas han sido las que han permitido que esta disciplina empiece a tomar el relevo cobrando un protagonismo creciente, si bien con diferencias notables por regiones, ya que si las empresas norteamericanas y asiáticas superan la inversión pública de sus gobiernos, en Europa todavía habrá que esperar para ver al sector privado liderar la inversión en nanotecnología.
Las expectativas creadas en torno a esta ciencia proyectan un desarrollo dividido en tres fases, de manera que en los próximos cinco años se espera el desarrollo de numerosas aplicaciones que empiezan a ser industrializadas por las empresas y dentro de diez años se consolidará como industria y el consumidor dispondrá de gran cantidad de productos en el mercado.
De la misma forma, los expertos aseguran que la búsqueda de aplicaciones prácticas atraerán a la inversión privada, a la reducción de costes de procesos y equipamiento, y, por tanto, una política gubernamental, que fomente su desarrollo, ayudará a su penetración en el mercado con mayor celeridad. Por el contrario, una escasez de inversión, así como la falta de coordinación entre centros de investigación y empresas, podría causar una mayor dificultad.
En conclusión, es la ciencia llamada a protagonizar el siglo XXI con aplicaciones que mejoren la calidad de vida, de modo que supondrá un "gran impacto" en la economía generando nuevas oportunidades empresariales y abrirá nuevas oportunidades a países en vías de desarrollo para ponerse a la altura tecnológica de grandes potencias gracias a la potencial cualificación de sus profesionales.