MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
El fallecimiento del cónyuge aumenta hasta en un 65 por ciento el riesgo de mortalidad de las personas mayores de 65 años, según un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard y de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos) que se publica en 'New England Journal of Medicine'. Las conclusiones de la investigación también indican que la hospitalización del cónyuge puede perjudicar la salud del otro miembro de la pareja hasta aumentar su riesgo de muerte en un 22 por ciento.
Los investigadores evaluaron en personas con 65 años o más los efectos de las consecuencias de la enfermedad o muerte del cónyuge.
Según Nicholas Christakis, uno de los autores del estudio, los resultados son sorprendentes ya que la hospitalización del cónyuge aumenta el riesgo de muerte de su pareja y lo mantiene elevado por un periodo de hasta dos años. Según Christakis, el mayor riesgo se concentra en los 30 días siguientes a la hospitalización o muerte de la pareja, un periodo temporal en el que la hospitalización puede provocar un riesgo de muerte tan elevado como la propia muerte de la pareja.
Los resultados de la investigación muestran que ciertas enfermedades de la pareja son más perjudiciales que otras para el cónyuge. Cuanto más interfiere la enfermedad en la capacidad física o mental de la pareja mayor es la carga sobre el otro cónyuge y peores son sus consecuencias en la salud de éste.
Según los investigadores, si la hospitalización de la mujer se debía a un cáncer de colon el efecto sobre la mortalidad de su marido era casi inexistente, pero que si el ingreso se había debido a una enfermedad cardiaca el riesgo de mortalidad era un 12 por ciento mayor que si la esposa no estuviera enferma. Si la hospitalización se había producido como consecuencia de una demencia que padecía la esposa, el marido tenía un 22 por ciento más de riesgo de mortalidad.
Los investigadores detectaron efectos similares sobre la salud de mujeres cuyos maridos fueron hospitalizados.
En el caso de la muerte de uno de los miembros de la pareja, en el caso de que falleciera la mujer aumentaba un 53 por ciento el riesgo de muerte del marido y el aumento del riesgo era del 61 por ciento en la mujer si quien fallecía era su esposo.
El estudio comenzó en 1993 y en él participaron 518.240 parejas, más de un millón de personas, de edades comprendidas entre los 65 y los 98 años, que recibieron seguimiento durante nueve años.