Monasterio de las Agustinas Descalzas en Benignim - GOOGLE MAPS
VALNCIA 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las religiosas Agustinas Descalzas del monasterio de Benignim, localidad valenciana que este lunes ha sido confinada por la Generalitat durante 14 días ante la evolución del coronavirus en el municipio, han asegurado que todos los días rezan para que acabe la pandemia, piden por todos los fallecidos y sus familias e imploran para ello "la intercesión protectora de la beata Inés".
La comunidad del monasterio de la Purísima, San José y la Beata Inés, formada por nueve religiosas, ha afirmado que todos los días pide a Dios en las misas por el fin de la pandemia, también en el Oficio divino diario, en las preces, en los laudes, en las vísperas y en la letanía de los santos, ha explicado el Arzobispado en un comunicado, que detalla que también rezan por todas las personas fallecidas, sus familias y los enfermos.
Al respecto, las religiosas han destacado que en sus oraciones también piden la protección de la beata Inés y han recordado que en el monasterio se encuentra su sepulcro, donde se veneraba su cuerpo incorrupto hasta su desaparición en 1936, y que en la actualidad alberga una reliquia suya, en una imagen yacente, dentro de una urna.
"También en esta situación estamos pidiendo al Señor por su guía y gracia para protegernos, y cumplimos todas las medidas y la entrada al monasterio es muy restringida, para evitar el contagio", han afirmado las religiosas.
Asimismo, desde el comienzo del estado de alarma, cerró sus puertas al público la Casa de Recuerdos Beata Inés de Benignim, instalada en el monasterio, con objetos relacionados con la vida y obra de Josefa Teresa Albiñana Gomar, conocida como la beata Inés de Benignim, que fue la primera mujer valenciana declarada beata hace 130 años. Este museo permanecerá cerrado mientras se prolongue la pandemia para evitar riesgo de contagio.
BEATA INÉS DE BENIGNIM
Josefa Teresa Albiñana ingresó con 18 años en la orden de las Hermanas Agustinas Descalzas fundada por San Juan de Ribera y hasta su muerte en 1696, con 70 años, permaneció en el monasterio de Benignim realizando los oficios más humildes del convento y cuidando de las religiosas enfermas.