Sánchez Cárdenas asumió el rol de líder y encaminó el triunfo colegial
MADRID, 28 Nov. (EUROPA PRESS) -
El MMT Estudiantes se adjudicó una nueva victoria en la Copa FIBA ante el CSU Asesoft Ploiesti (117-111) aunque de manera agónica tras una prórroga, y después de una noche aciaga, en la que se topó con un rival más duro de lo previsto, y con unos porcentajes de tiro envidiables, donde su escolta Obradovic (33) disfrutó de una noche mágica.
No fue el mejor partido del conjunto madrileño en la FIBA, en la que se encontró con un soberbio rival. De hecho el equipo rumano apunto estuvo de aguantar la presión en el último minuto, pero la fortuna colegial le llevó a forzar la prórroga, donde esta vez sí, impuso la lógica y levantó el partido.
La superioridad del CSU Asesoft Ploiesti, que aún no ha ganado ningún partido en la Copa FIBA, se plasmó a lo largo de todo el partido, ya que desde el primer período comenzó a mandar en el marcador, ante la ineficacia defensiva del Estudiantes, quién también pagó la jornada gris de sus anotadores durante gran parte del encuentro.
Únicamente, con dos triples consecutivos, uno de Jasen y otro de Sánchez Cárdenas, el equipo dirigido por Pedro Martínez se puso por delante en el electrónico (43-41), precisamente a escasos segundos del final de la primera mitad, lo que le permitió marcharse al intermedio con ventaja (47-45).
Sin embargo, la 'mano' de Obradovic se alió con la de sus compañeros Elliot (17) y Ocokoljik (24) para alejar al conjunto rumano en el marcador. Garnett, con 19 puntos, fue el único que logró mantener con opciones reales al Estudiantes hasta el final, ya que descongestionó el ataque madrileño, muy falto de ideas.
Pero la puesta en escena de Carlos Suárez, ya recuperado, fue determinante en el último cuarto, ya que sus 19 puntos evitaron la derrota del Estudiantes (102-102) en los segundos finales, y rompieron con el guión previsto forzando el tiempo extra.
La acogida del Madrid Arena a la reacción de sus pupilos, y la efectividad de Sánchez Cárdenas (26) en estos cinco minutos no dieron ninguna opción al conjunto rumano, alícaido por la manera de perder su ventaja en el último cuarto, y sin su estrella Obradovic, eliminado por faltas personales.
