MADRID, 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Sevilla confirmó los presagios de aquellos que cuestionan su capacidad para mantener el altísimo nivel demostrado en las dos últimas temporadas después de ceder en su estadio ante un Espanyol (2-3) que todavía no había ganado lejos de Montjüic, en un partido mayúsculo de ambos equipos y que permite a los 'periquitos' dar un salto cualitativo en el campeonato español.
El cuadro hispalense mejoró la versión ofrecida en el Camp Nou, igualó un partido que fue perdiendo por 0-2 y acarició el triunfo, pero éste se escapó, en el primer síntoma de que el guión sevillista ya no se recita con la misma claridad como el pasado año.
No obstante es demasiado pronto para aventurar juicios de valor sobre un equipo que venía de afrontar su particular 'Tourmalet' con el estreno en la Liga de Campeones en Londres, y de medirse al todopoderoso FC Barcelona. Además, la historia quizá le debía algo a un Espanyol que perdió ante los sevillistas, desde la ingrata pena máxima, la última final de la Copa de la UEFA.
Los de Valverde habían comenzado dubitativos el campeonato, con un sólo triunfo en cuatro jornadas, pero no se amedrentaron en el Sánchez Pizjuán. Además sus argumentos se revitalizaron a la media hora de juego cuando Ángel encontró la meta de Palop con un disparo espectacular desde la frontal del área.
El Sevilla, que no contó de inicio con Kanouté, su principal inspiración ofensiva, no encontró el ritmo adecuado y el Espanyol se fue creciendo con el paso de los minutos. Si alguna duda le quedaba al equipo 'periquito' sobre sus posibilidades para puntuar en Sevilla, Luis García profundizó en la herida a los diez minutos del segundo acto.
REACCIÓN LOCAL
El Sevilla, en su particular marejada, era zarandeado en su propio estadio, pero ese equipo no sólo tiene fútbol sino coraje suficiente para sobreponerse a las dificultades. Ramos remendó a su equipo con Kanouté y Koné, y el Sevilla se lanzó a por la portería defendida por Kameni.
De la insistencia llegó la remontada. En propia meta Jarque, y más tarde Koné equilibraron el tanteo y resituaron al Sevilla en su papel más habitual de los últimos tiempos. De hecho ahogó al Espanyol para redondear una victoria que hubiera impulsado al equipo, pero no le acompañó la diosa fortuna.
Sus ocasiones fallidas y el oportunismo de un jugador sensacional, pero que no ocupa portadas como Raúl Tamudo decidió un choque a tres minutos del final que supone la tercera derrota consecutiva del Sevilla, dos en Liga y una en la competición europea, y que abre la primera herida de la temporada en el equipo que preside José María del Nido.
