MADRID, 14 jun. (EDIZIONES)
Ellie Carey, enfermera de urgencias, de 25 años, de Coffs Harbour, Nueva Gales del Sur (Australia), se dio cuenta de que los perros de sus padres evitaban a su perro, Yuki, cada vez que iban de visita.
Yuki es aún un cachorro y su carácter juguetón no termina de casar con los perros de los padres de su dueña Ellie, que prefieren mantenerse alejados de él lo máximo posible, dejando a Yuki un poco solo.
Por fortuna para el cachorro, la familia de Ellie adoptó a un gato rescatado llamado Clarence que, desde un primer momento, mostró un improbable interés por Yuki.
En las imágenes se puede ver a Yuki buscando siempre las cosquillas de Clarence, persiguiéndole allá donde va, retozando juntos en el suelo e intentando pillarlo en las alturas a las que el gato se sube para coger ventaja.